“Tengo 29 años, 22 de hacer judo. Dedicarle tanto al judo me dejó en la calle y sin experiencia de vida”. Es la dura conclusión de Carlos Alarcón, semirretirado del deporte y fuera de la ruta a Río 2016. Ahora entrena más para mantener una buena salud física, a pesar de que ganó oro en los pasados Centroamericanos, y que dejó al país clasificado a los Juegos de Veracruz 2014 con una plata y un séptimo lugar en América hacia los Pana mericanos de Toronto 2015.
Este año “el apoyo (económico) fue poco y pasé alrededor de seis meses sin beca y tomé la decisión de salirme y trabajar. En la mayoría de competencias nunca hay suficiente dinero para viajar o no se puede ir, porque el presupuesto no estaba o no lo habían dado”, lamenta Alarcón.
A dos años de Londres, tiene claros los factores que lo alejaron de una mejor actuación (fue eliminado en primera ronda por el canadiense Mehmedovic). “La poca inversión cuando fue necesaria, querer prepararse a un mes antes de los Juegos es engañarse solo; el recorte de becas y la tardanza en los pagos, tener que pensar en conseguir dinero para entrenar o para comer. Nadie de todos los supuestos que tendrían que haberme apoyado, sabiendo que estaba clasificado a Londres, lo hicieron en su momento”, expresó.
Carlos no se considera retirado aún, pero piensa que de su federación ya no lo toman en cuenta. Le envía buena vibra a Diego Turcios y Karla Catota, perfilados a Río 2016 en este arte marcial, pero avisa:“Para un podio se necesita visión y un presupuesto, no uno alto pero sí muy eficiente. Al ser un país pobre no podemos viajar a todos los torneos y campamentos al año, pero tenemos que saber dónde invertir. Si no se sabe guiar, no pasaremos de ser un atleta que va a olímpicos a uno y que da la lucha a uno que puede quitarle medalla a cualquiera”.