CHINA. Marcelo Acosta escribió a fuerza de brazadas una de las páginas más importantes del deporte nacional juvenil, una en la que demuestra que un salvadoreño puede llegar a lo más alto, no solo a competir, a codearse con la elite mundial, sino a ganar.
En la madrugada de ayer, el cuscatleco se colgó la medalla de plata en la segunda edición de los Juegos Olímpicos Juveniles, que se disputan en Nanjing, antigua capital de China.
Hasta allá, Acosta fue a demostrar que se puede.
Tenía fe de clasificarse a las finales, pero en el camino descubrió que podía dar más, y así lo hizo.
El tritón se colgó la medalla de plata en una competición en la que estuvo en zona de podio de principio a fin, y que, en los metros finales, el ucraniano Mykhailo Romanchuk apareció de la nada y superó a medio mundo para colgarse el oro.
El europeo nunca estuvo al frente de la carrera, hasta los 50 metros finales, y tocó la pared de la piscina con 3:49.76.
Muy poco tiempo después, un segundo y medio, con 3:51.32, entró Marcelo para bañarse de gloria, para ubicar al país en el mapa de la natación mundial juvenil, en el mapa de los juegos olímpicos para atletas entre 15 y 18 años.
La carrera
El joven de 18 años se estuvo preparando durante toda la temporada en Estados Unidos (ver nota aparte) y tenía plena confianza de clasificarse a las finales en la prueba de los 400 metros libre, según confirmó él mismo a este medio antes de partir a Nanjing.
Dicho y hecho. Aunque salió un poco tarde en el tiempo de reacción, es decir, en lo que le tomó despegar de la plataforma y entrar al agua. Fue el sexto en hacerlo en su heat, de siete.
Pero en ese tercer heat clasificatorio, se llevó el primer lugar. Estaba en el carril uno, y no podía ver cómo iba en la carrera en relación a los otros competidores, así que le dio con todo, con fuerza desde el arranque.
El premio, clasificar primero, con 3:53.14. Un tiempo que solo fue superado por el egipcio Akram Ahmed (3:52.02) y el polaco Wojciech Wojdak (3:52.80), del heat cuatro, y por Romanchuk, el ucraniano (3:53.31), en el heat dos.
Es decir, en la fase de clasificación, solo tres habían nadado más rápido que él.
Así las cosas, Marcelo se lo creyó. Junto a su entrenador Óscar Moreno, diseñaron la estrategia para pelear por las medallas.
Esta vez, estaría en el carril tres, rodeado de los favoritos. En el carril cuatro, estuvo el egipcio. El polaco, en el cinco, y Romanchuk en el seis, a quien ya no podría ver con facilidad.
En el carril uno salió el brasileño Luiz Altamir Lopes, seguido por el israelí Ido Haber. Mientras que en el séptimo estuvo el noruego Henrik Christiansen, y en el último, el español Guillermo Sánchez.
Marcelo tardó 0.71 milésimas de segundo en reaccionar, siendo el quinto (compartido con Woljdak) con el menor tiempo empleado.
Pero una vez en el agua, ya era tercero tras los primeros 50 metros, por detrás del brasileño y el egipcio.
Era la estrategia, mantenerse cerca de los líderes, no ceder mucho terreno, y cerrar fuerte.
A los 100 metros, la situación era similar, aunque Lopes punteaba apenas por 0.04 segundos a Ahmed, y a Acosta, que llegaron juntos.
Tras los 150 metros, el brasileño se desinfló. Y Ahmed pasó al primer lugar, seguido del polaco Wojdak, mientras que el nacional seguía tercero.
En la mitad de la prueba, la situación era idéntica, pero las cosas comenzarían pronto a cambiar ya con el desgaste físico.
Tras pasar los 250 metros, el egipcio lideraba, Acosta ya era segundo, y el polaco pasaba a la tercera posición. Y tras los 300, el criollo tocaba primero la pared, bajando a Ahmed al segundo lugar, mientras que el noruego Christiansen aparecía en escena por primera vez, con una estrategia de cerrar fuerte.
Entonces, en los últimos cien, surgió Romanchuk como un cohete. Tomó la primera posición y ya para los últimos cincuenta, le sacaba 0.45 a Acosta, y 0.57 al egipcio.
Acosta seguía en línea con el egipcio, pero aceleró con lo último que tuvo en su cuerpo. Ya no alcanzaría al ucraniano, que se colgó de manera brillante el oro, pero sí para la histórica plata, mientras que Christiansen entró tercero con 3:51.55.
El egipcio, que había estado en el podio durante 300 metros, se cayó hasta el cuarto lugar, con 3:51.78.
Después entraron Haber (3:53.55), Wojdak (3:53.96), Lopes (3:55.07) y Sánchez (3:56.08).
En el agua, Romanchuk levantó levemente las manos para celebrar, luego besó sus índices y los elevó. El salvadoreño giró su cuello tras tocar la pared, observó que tenía la plata, y levantó el brazo derecho para celebrar.
En el podio, lanzó besos al público y saludó antes de que le colgaran la presea en el cuello, la primera para El Salvador en esta segunda edición de los Juveniles, la primera para el país en Olímpicos.
Un triunfo de Marcelo, de su entrenador, de la Federación, del Comité Olímpico nacional, del país.