Siempre hay una primera vez

El nadador Marcelo Acosta entra a la historia de nuestro país como el primer medallista olímpico. Con el apoyo necesario, Marcelo podría asistir a los Olímpicos de Río 2016 y, quizá, ser semifinalista 

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Marcelo Acosta, primero a la izquierda, con su medalla de plata en los juegos de Nanjing. Foto EDH

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2014-08-18 10:21:00

Entró con la bandera de El Salvador al estadio del Centro Deportivo Olímpico de Nanjing. Entró con un sueño a la piscina. Entró a la historia. Marcelo Acosta tiene 18 años y se convirtió en el primer salvadoreño en ganar una medalla en Juegos Olímpicos. El primero de todos. La primera medalla olímpica del deporte salvadoreño.

 Los Juegos Olímpicos de la Juventud son la reunión deportiva con la que el Comité Olímpico Internacional busca promover e instalar los valores del olimpismo en jóvenes de entre 14 y 18 años, de todo el mundo. La primera edición se realizó en Singapur en 2010 y como son unos Juegos Olímpicos se realizan cada cuatro años. 

Los III Juegos serán en Buenos Aires en 2018. El COI reconoce la medalla en los Juegos de la Juventud como una presea olímpica. Marcelo Acosta, de nuevo y por si no queda claro, es el primer salvadoreño en conseguir una medalla en unos Juegos Olímpicos. La dimensión de lo que ha hecho Acosta es inmensa y su impacto debe ser de gran magnitud. El Salvador tiene una medalla olímpica que nunca antes había conseguido en su historia. 

Lo más cerca que alguna vez estuvo un atleta salvadoreño de subir a un podio olímpico fue hace 18 años. Marcelo tenía apenas 17 días de haber llegado al mundo cuando en Stone Mountain, en el estado de Georgia, Maureen Kaila Vergara terminaba en quinto lugar de la prueba por puntos en el ciclismo de los Juegos de Atlanta 1996. A dos lugares del podio. La prensa nacional apenas lo registró en sus páginas. Maureen daría más alegrías al deporte nacional dos años más tarde. En Maracaibo en 1998 Maureen ganó la primera medalla de oro de El Salvador en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe desde aquella del glorioso equipo de basquetbol en 1959. 

Hubo siempre una primera vez para El Salvador en los Juegos Olímpicos. La primera vez que se le invitó a participar fue hace más de un siglo y por carta remitida por Volney Foster, comisario de la “Asociación Internacional de Juegos Olímpicos” a don Rafael Zaldívar, Ministro Plenipotenciario de El Salvador en los Estados Unidos. 

Fechada en junio de 1902, la carta invitaba a El Salvador a asistir a los Juegos de Chicago dos años más tarde. Juegos que finalmente serían organizados por San Luis. 

En 1932 El Salvador participa en la competencia olímpica de las artes, evento que formaba parte del programa de los Juegos de Los Ángeles. Lo hizo con cuatro pinturas de Pedro de Matheu Montalvo cuya historia y sobre todo la historia de su padre, aún no se han contado completamente.

Los primeros Juegos Olímpicos con participación deportiva de atletas salvadoreños fueron los de México. En el Olímpico Universitario, el lanzador de bala Mauricio Jubis y el velocista Rafael Santos fueron los primeros salvadoreños en competir. Eran las diez de la mañana del 13 de octubre de 1968. 

La primera medalla olímpica la ha ganado Marcelo Acosta el 17 de agosto de 2014 en Nankín, China. 

Marcelo empezó a entrenar desde los 10 años con Óscar Moreno,  uno de los más exitosos entrenadores que ha tenido el deporte salvadoreño. Fue parte fundamental de la natación nacional en las últimas dos décadas. 

Hace un par de años, la anterior administración del INDES fue de a poco retirando recursos hasta desplazar a Moreno como gerente técnico de la Federación de Natación. Viajó a Nanjing como entrenador de Marcelo, quien desde enero de este año se prepara en Davie, Florida, bajo las órdenes del italiano Gianluca Alberani. Un esfuerzo familiar apoyado posteriormente por el COES. 

Una medalla que llega como resultado de un trabajo en conjunto entre la familia, la Federación, el COES, los amigos y la dedicación personal de un deportista con objetivos muy claros. No es un caso común en el país. Marcelo conoce que los sacrificios tienen recompensas. Este ha sido el premio más importante que ha recibido por sus esfuerzos. Idolatra a Michael Phelps, pero sus referentes son sus hermanos. Mauricio y Rodrigo también fueron nadadores. Su pilar ha sido la familia, impulsores de un esfuerzo anónimo. 

Marcelo Acosta dejará de ser anónimo. Su nombre ya está instalado como el primero en lograr una medalla olímpica para El Salvador. Es en Juegos Juveniles, pero medalla olímpica al fin. Su carrera empieza apenas y si incrementan las asistencias, podría ir a Río en dos años pensando en superar las series eliminatorias. Quizás una semifinal. Ahora, mientras políticos quieren la foto con el medallista olímpico, Marcelo continuará con la atención puesta en las pruebas que le quedan aún por disputar en Nanjing. Faltan los 800 metros libres, su prueba más fuerte. 

La consecuencia de su triunfo no será la fama, ni un lugar privilegiado en la historia del deporte de su país. Ganar una medalla solo alimentará las ganas por seguir creciendo. Ojalá y lo haga aún más acompañado que hasta ahora. Que se mida con justicia la dimensión de su medalla. Que la magnitud del impacto sea suficiente como para reconocer que en el país hay talento y que es urgente encontrar la voluntad y honestidad para dotarlo de recursos.