El Salvador acaba de ganar su segunda medalla en unos Juegos Olímpicos. Sí, es cierto. No es un sueño. Sucedió en los segundos Juegos de la Juventud que se están disputando en Nanjing, China. Y Sabrina Rivera Meza, de ecuestre, se colgó la segunda presea cuscatleca. Antes había sido en el agua, una de plata. Esta vez fue un bronce sobre un caballo. Ambas hinchan de orgullo a todos los que apuestan por el deporte en este país, pese a que suelen ser muchos más los sinsabores que las alegrías.
Sabrina ganó su medalla en salto por equipos con la región denominada “Norteamérica”. En esta prueba, los equipos se componen por jinetes de diversos países (una cuestión de logística y posibilidades de participación) y junto a la salvadoreña estuvieron la dominicana María Brugal, la ecuatoriana Macarena Chriboga, la guatemalteca Stefanie Brand y Polly Serpell, de Islas Caimán. Quizás el nombre más apropiado para este equipo hubiera sido “Centroamérica y Caribe”, pero dejaron bien alto el nombre de la región. La salvadoreña fue la mejor de este grupo en la ronda dos que terminó definiendo la medalla para el equipo. Notable rendimiento.
Norteamérica quedó detrás de Europa (oro) y Sudamérica (plata) en el podio final. También participaron del evento África, Australasia y Asia.
La también histórica segunda presea se suma a la del nadador Marcelo Acosta, quien sorprendió a propios y extraños con su brillante medalla de plata en los 400m libres. Todos conocimos su historia de sacrificios, entrenamientos y voluntad para llegar a tan deseado podio. Hoy, es el turno de Sabrina Rivera Meza, quien también a los 18 años ya inscribió su nombre, y para siempre, en el pedestal olímpico del país. El desafío es seguir apoyándola para que los logros puedan expresarse también en mayores. Hay potencial.
Es cierto, El Salvador ya tiene dos medallas en un medallero olímpico. Y a seguir soñando con más, ¿por qué no?