Pocos se acordaban como se veía el estadio Barraza lleno, como lo estuvo anoche, en un 90% de su capacidad. Hubo quienes hasta bromearon y preguntaron “¿cuál es el concierto que habrá?, porque solo así se veía lleno este estado, en los últimos años”.
Las gradas de este escenario volvieron a lucir sus mejores galas, con los colores negros y naranjas, como en sus mejores tiempos. Sol general fue la que más número de aficionados tuvo, aparentemente superando su capacidad porque fueron muchos aficionados los que terminaron viendo el partido parado, pegados a la malla ciclón.
Fue también el sector más colorido, con las banderas, camisas, rostros pintados y algunas vejigas, que mantuvieron en movimiento.
Los tigrillos tampoco se quedaron atrás, pues desde muy temprano llegaron a este escenario, en varios buses, la mayoría desde Santa Ana. “Venimos a traernos los tres puntos”, gritó un aficionado antes de hacer su ingreso al sector donde los habían ubicado.
Los fuegos artificiales dieron también un toque especial a la velada. El cielo iluminado con la pólvora de color gustó a muchos, el ambiente de la ciudad del “carnaval migueleño” lo habían trasladado al estadio Barraza, pues este clásico sentían que lo ameritaba.
Detallistas
Este partido fue considerado de alto riesgo, por todas las cosas que lo envolvían, una de ellas el número de aficionados que acostumbran a acompañar a estos dos equipos y de quienes ya se tienen muy malos recuerdos.
El ingreso de los aficionados fue bastante estricto, así como también se había planificado. Tanto “La Inmortal 12” como la “Turba roja”, ya inscritas en la Federación como barras oficiales de Águila y FAS respectivamente, tuvieron que pasar una estricta revisión, que incluía el pasar lista, para hacer ingresar los instrumentos musicales.
El control de seguridad también fue estricto al final del partido, con el que se evitaron problemas mayores, según fuentes policiales. Solo algunos incidentes, con ciertos aficionados que no se encontraban en sus cinco sentidos.
El fútbol prevaleció en una noche que fue especial en San Miguel. El ambiente de fiesta, que el fútbol merece y que la afición disfruta.