Faltan muchas patas

Una medalla olímpica no aparece de la nada, ni se construye con humo

descripción de la imagen

La ciudad china de Nanjing alberga los II Juegos Olímpicos de la Juventud.

/ Foto Por COI

Por Carlos Vides | Twitter: @Celvides

2014-08-24 6:24:00

Vivimos en un país donde es noticia que un fiscal aparezca descansando en flotadores, pero no lo es que su investigación por amaños se pudra en cómplice silencio. Es un país donde todos sabemos que entró un gato negro en un estadio al otro lado del Atlántico, pero nuestros escenarios deportivos reciben aficionados a cuentagotas. En fútbol y en todo.

Ese mismo país, donde nuestro deporte se ha manejado con los pies, en el que con tal de sentir algún sabor a éxito preferimos vestirnos de blanco o azulgrana; ese país violento en tantos sentidos acaba de disfrutar de un oasis dulce de gloria: Dos medallas olímpicas. 

Son históricas e inmensas, pero difícilmente repetibles. Muchos salvadoreños, de hecho, han reaccionado con extrañeza, porque saben, reconocen y entienden que nuestro El Salvador no fabrica héroes deportivos así. En cambio, este país los frena, los limita, entorpece su camino y corta su futuro, porque no les brinda a los atletas las condiciones para triunfar. 

Para que una medalla olímpica aparezca sobre la mesa, esa mesa necesita muchas patas. No es solo dinero. Es voluntad. En Marcelo y Sabrina hubo enorme voluntad, pero sobre todo de ellos y sus familias. A ellos y a su esfuerzo, todo el mérito. En una mesa tan corta de patas, se agarraron de su trabajo e ilusión para no caer. Y nos regalaron a los salvadoreños estas alegrías que tanto necesitamos, pero que tan poco merecemos.