La bandera detrás del equipo fue un símbolo: “Nace una nueva esperanza. No al amaño de juegos”. Se vio ayer en la formación de los jugadores para el himno y quedó a un costado durante el juego. Era uno de los temas del día, tras la conferencia de la Fiscalía general sobre el tema amaños, que terminó restándole muchísimo público a un estadio Cuscatlán que lució vacío como pocas veces cuando juega la Selecta. Los que fueron pudieron celebrar una medida reconciliación con la Selección con un triunfo sólido pero sin demasiado brillo.
Fue 2-0 ante República Dominicana, un rival modesto pero a veces incómodo y que increíblemente hoy está encima de El Salvador en el ranking FIFA.
El dibujo Roca
Parado con un 3-5-2, la presentación del entrenador Albert Roca en el Cusca mostró a Henry Hernández en la valla con Henry Romero, Alex Mendoza y Milton Molina en la zona baja con línea de 3 bien definida en su dibujo táctico.
Dos carrileros bien definidos y de buen recorrido: Ibsen Castro por la derecha y Alex Larín por la izquierda. En el medio, para la contención Raúl Renderos y Narciso Orellana, algo más adelantado Marvin Monterrosa. Arriba Efraín Jr. Burgos y Jonathan Águila. Ellos fueron el once inicial y luego llegaron las múltiples variantes en la segunda mitad.
Con un equipo muy poco agresivo enfrente, El Salvador se hizo dueño rápidamente de las acciones y lastimó por los costados. Los desbordes de Castro por la derecha y de Alex Larín por la izquierda inclinaban la cancha. Claro, las espaldas de los laterales dominicanos eran una invitación a la proyección frente a una defensa que sufría con los relevos. Fue de lo más saliente de ese primer tiempo además de Junior Burgos, quien tuvo un auspiciante debut en la Selecta y hasta se animó a una “culebrita macheteada”.
De una conexión entre Junior y Larín llegó el primer gol, de muy buena confección: pase exacto del delantero para el remate certero y cruzado de un Larín, que fue uno de los valores más salientes que mostró ayer el combinado salvadoreño.
Sin pasar sobresaltos atrás, con un Narciso Orellana haciéndose fuerte en el quite y la distribución en la mitad de la cancha, El Salvador dominó a los caribeños. Algunos remates de larga distancia de Monterrosa y otros ataques profundos de Larín estuvieron a punto de aumentar el marcador. No hubiera estado mal irse al descanso con el 2-0 confirmado. Sin embargo, esto es fútbol y lo pudo empatar Dominicana en la última jugada de los primeros 45’. Henry Hernández, un espectador más hasta ese momento, tapó una clara a Faña, el ex albo que fue el jugador más silbado de toda la tarde.
Variantes y gol
La segunda mitad llegó con tres modificaciones y el gol que se debía del primer tiempo. Ni tiempo para acomodarse tuvieron los pocos hinchas presentes, que un recién ingresado ya había marcado el segundo: Ocar Cerén mandó a la red la primera pelota que tocó en el partido.
Oscar había ingresado para jugar el segundo tiempo junto a los Kevin Santamaría y Juan Barahona. La idea del DTera ver la mayor cantidad posible de jugadores y por eso vinieron tantos cambios en la segunda mitad.
Entre Cerén y Santamaría le dieron otra dinámica al ataque y se vivieron varios de los mejores pasajes del juego. El ingreso de Denis Pineda, agradable sorpresa, también fue una dosis extra de ánimo en el ataque.
Con el juego controlado, hubo algunas chances más como un disparo lejano de Jr. Burgos que sacó bien el portero. También tuvo las suyas Dominicana. Fue a través de su delantero Domingo Peralta, quien mandó a la tribuna una inmejorable ocasión tras un error defensivo.
La primera y única presentación previa a la Copa Centroamericana fue aprobada. Sin sobrar demasiado, lejos de ser una máquina aceitada (que por otra parte no se esperaba por el poco trabajo que tuvo el equipo completo), la Azul tuvo ciertos momentos de lucidez y engranaje. Quedaron los chispazos habilidosos de Junior y Santamaría, el criterio de Oscar Cerén (no fue convocado para la lista final de la Copa) y la maduración de Larín.
Como dice la bandera… “nace una nueva esperanza”.