Las 72 mil 240 personas que coparon el Maracaná esperaban un partidazo. Un mascón inolvidable. Por la cantidad de estrellas en la cancha, por los Scheweinsteiger, Benzema, Oezil, Pogba y más cracks en el campo. Y además, por la historia: Los tres Alemania-Francia disputados en Mundiales antes siempre fueron juegazos, para una media de 5.7 goles por partido.
Pero neles. Nada que ver. Fue 1-0 raquítico, pobre, aunque justo, para una Alemania que propuso fútbol al inicio y se fue del partido después; ante una Francia sin alma, flemática, como sin sangre en las venas, a la que jamás se le vio intención de ir con todo por el partido, incluso cuando estaba perdiendo el pase a semifinales en sus narices.
El partido comenzó lento, algo que hasta ahí era lógico. Mucho respeto entre ambos equipos, por la calidad de cada uno. Era normal que se estudiaran, que midieran la temperatura del partido. Loew lanzó un 4-2-3-1, con Klose arriba en busca de su gol número 16 en mundiales, para superar a Ronaldo, el de verdad, “el Fenómeno”. Deschamps ocupó un 4-3-3 que en el papel parecía ofensivo, pero que ya en la grama no encontraba cómo desarmar el juego ordenado, preciso y aceitado de los germanos.
Mucho se habla de la frialdad alemana, de su juego mecánico y efectivo. Lo exhibió ayer en los primeros minutos. Francia, sin embargo, logró armar las dos más claras, pero lo dicho: Sin convicción. Tiro machucado de Kroos y uno desviado de Benzema.
Los germanos sí lastimaron, al 13?. Córner de Kroos por izquierda y Hummels cabeceó encima de uno de las joyas jóvenes de la zaga francesa, Varane, el del Real Madrid, que no logró impedir el testarazo del de Borussia Dortmund, y tampoco Lloris pudo tapar. Efectividad teutona en su esencia.
Ya era otro partido y Francia tuvo que abrirse un poco más, lo que aprovecharon los alemanes. Hubo dos jugadas que parecieron penaltis contra Klose y Müller, por aparentes faltas dentro del área, pero el argentino Pitana nunca lo vio así. Y Francia se acercaba, como al 34?: Centro de Griezmann, tiro de Valbuena, tapó Neuer y luego al meta del Bayern Múnich lo salvaba su defensa para tapar a un Benzema que asediaba.
El partido ya era extraño. Estaba entre un bache y otro juego. Había una guerra interesante entre Pogba y Kroos en la media, donde el francés mostró garra y clase para superar al germano; pero Francia seguía pastosa, indecisa, hasta apática. Hubo un tiro de Benzema al 44?, que cazó Neuer, para despedir el primer tiempo. Loew salio a reprender a los suyos.
Quizá fue el calor. Eran 26 grados centígrados y 88% de humedad. O quizá fue que Alemania decidió dar un paso atrás, refugiarse en su buen toque de pelota y resistir la ventaja mínima. Como sea, el partido decayó. Se escuchaban algunos silbidos de la fanaticada brasileña, inconforme. No había “masconazo” en la cancha. Y aunque Francia era la llamada a quemar todas sus naves, a intentar, a buscar, nunca se le vio al equipo a Deschamps un líder, alguien que dijera “aquí estoy”, que tomara la pelota y enfilara hacia el marco rival con decisión. Un Baggio, un Zidane. Nada de eso. Nunca.
Deschamps tardó hasta el 73? para hacer su primer cambio ofensivo, al retirar a Cabaye y enviar a Remy, atacante del Newcastle. Francia mejoró. No mucho, pero mejoró. Benzema recibió de Griezmann al 76?, amagó con derecha, se la acomodó para la zurda y tiró, pero Neur le dijo neles. Luego intentó Matuidi por izquierda y el del Bayern volvió a sacar el puño.
Francia lo intentaba, pero no era una tormenta sobre la cabaña germana. Era gotas, a lo mucho. Y al 82?, en un descuido, Alemania casi encuentra el 2-0, cuando Müller comandó un gran contragolpe, centró, la pelota llegó a la derecha para Schuerrle, que estaba solito, pero el del Chelsea le pegó al bulto, justo donde estaba Lloris. El DT Loew casi entra al campo a devorar a su número 9.
Con solo seis minutos de tiempo oficial, Deschamps quemó su último cartucho y envió a Giroud por Valbuena. Ya daba lo mismo perder por más goles. Mas ni así se vio a una Francia vertical; no encontraba la pelota y cuando la tenía, se despenicaba en malos pases, pelotas perdidas o trazos sin sentido.
Al 93?, en tiempo de milagros, Benzema tuvo la última. Entró por izquierda y probó también de zurda, pero de nuevo apareció el guante derecho de Neuer. Fue de lo poco emocionante y realmente de peligro que pudieron armar los galos antes del pitazo final.
Con una Francia tan poco combativa, a Alemania le bastó sostener la pelota y su orden para arribar a semifinales. Lo hace con la sensación de ir de más a menos, porque ya sufrió contra Argelia y ante “Les Bleus” no exhibió un fútbol de autoridad. Pero los germanos no fallan. Están ahí. En semifinales por cuarto mundial consecutivo. Llegaron como favoritos y ya están entre los mejores cuatro. Ojo: Nunca un europeo ha salido campeón cuando el Mundial ha sido en América. Cuidado con Loew y su banda.