RÍO DE JANEIRO. Los días festivos decretados en Brasil por el Mundial de fútbol, en los que a cada partido de la selección nacional se repite el paisaje de calles vacías y empresas cerradas, comienzan a sentirse en la economía, con una caída de la producción industrial y de la actividad en general.
Y eso que aún falta ver el impacto que tendrá la derrota a manos de Alemania, por un catastrófico 1-7.
Los indicadores hasta ahora divulgados contradicen por lo menos a corto plazo los argumentos del Gobierno brasileño sobre los beneficios del Mundial para la economía.
Mientras que los brasileños disfrutan cada año de una media de nueve festivos nacionales y siete regionales, en lo que va de 2014, Río de Janeiro ya contabiliza doce festivos debido en parte a la decisión del ayuntamiento de liberar las jornadas laborales que coinciden con partidos en el estadio de Maracaná.
Y cada día sin trabajo representa una pérdida de 3.610 millones de dólares en la industria brasileña, según cálculos de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (Fiesp).
A pocos días de la final del campeonato, los primeros en levantar la voz de alarma fueron el sector automovilístico y el de electrodomésticos.
Según un informe de la Asociación Brasileña de Industria Eléctrica y Electrónica, el 58 % de las empresas de este sector preven pérdidas en su producción durante el torneo.
Grandes fabricantes como Whirlpool, Samsung y Continental concedieron vacaciones colectivas para gran parte de sus plantillas ante la caída de la demanda y el temor de que el rendimiento de los operarios cayera durante los días con partidos.
Los directivos de Electrolux, por ejemplo, decidieron dar vacaciones colectivas durante el torneo a 4.600 de sus 8.600 trabajadores en Brasil, mientras que la fábrica de Samsung en Manaos está cerrada desde el 9 de junio.
Los festivos tuvieron un papel clave en el resultado de la industria automovilística en el primer semestre. La producción de vehículos disminuyó un 23,3 % entre mayo y junio y esa caída fue atribuida en parte a que el Mundial redujo a sólo 17 los días laborales en junio.