SAN SALVADOR. Para entender el trabajo del Proyecto Azul hay que partir de una palabra clave, proceso. Precisamente lo que se está elaborando es un plan.
Para ello, el moderador principal, Roberto Artavia, ha presentado una serie de pasos que se vienen trabajando desde el primer foro.
Los primeros resultados del consenso arrojan ya una misión que no es definitiva, y que sufrirá modificaciones según lo estimen los participantes. En las mesas de trabajo se ha propuesto que esta busque “desarrollar torneos de fútbol, profesionales y en otros niveles, que por medio de espectáculos de excelencia en su conducción integral, sirvan el propósito de promover valores deseables en la juventud del país, ofrecer entrenenimiento deportivo de alta calidad y crear valor económico y social para sus actores directos, inversionistas, y para las comunidades que los albergan”.
La visión socioeconómica que se está manejando pretende convertir el fútbol en el país en una industria rentable y próspera, y en un instrumento eficaz de articulación social y promoción de valores que incida en forma positiva sobre la mentalidad y formación de los niños y jóvenes del país.
Así mismo, se han comenzado a definir algunos propósitos estratégicos. A nivel deportivo, se mencionaron la clasificación al Mundial de Rusia 2018; que selecciones menores clasifiquen a torneos internacionales, tanto en la rama femenina como en la masculina; y que los equipos profesionales compitan al más alto nivel en la Concacaf.
Entre los propósitos estratégicos con referencia a la industria, se buscará mejorar de manera tangible el desempeño socioeconómico de los equipos e instituciones del fútbol a través de una reforma legal, administrativa y operativa de la liga y de sus equipos. Mejorar la infraestructura y recuperar el sentimiento de orgullo por nuestra representación patria y por el nivel competitivo del torneo nacional.
Así mismo, se pretende desarrollar campeonatos atractivos, competitivos y rentables, lograr la autosuficiencia financiera de los equipos, desarrollar la capacidad de exportar jugadores bien formados técnica, táctica, física y culturalmente.
También un eje importante es recuperar la confianza en las organizaciones del fútbol de la empresa, los medios y la población en general.
Artavia señala que, obviamente, muchos puntos requieren de un trabajo arduo y a largo plazo, y que hay que ir definiendo prioridades, y la manera de cómo lograr cada punto (no están todos definidos aún), tanto financiéramente como desde el apartado logístico.