El Salvador se coloca a un paso de llegar a Jamaica, para disputar el premundial. El conjunto salvadoreño venció (5-1) a Nicaragua y está cerca de sellar el boleto al torneo que se disputará en el caribe, en enero del próximo año, de cara al Mundial Sub 20, en Nueva Zelanda.
Para El Salvador era un partido importante, para Nicaragua era uno de los últimos cartuchos, para ambos con miras a sellar uno de los boletos al Premundial. El resultado, a primera hora, de Honduras generaba presión, mientras que la derrota de Guatemala y el descanso de Costa Rica daban tranquilidad, para tomar este encuentro “con prisa, pero con calma”.
El Salvador, que tomó la iniciativa del partido desde el pitazo inicial, presentó tres variantes en comparación al último encuentro por las ausencias de Juan Barahona, por sanción, Narciso Orellana, por lesión, y Josué Hernández, por decisión técnica. Sin embargo, no modificó la idea táctica para también mantener la idea con la que se han desarrollado en este torneo.
La lluvia también generó que este partido se volviera pesado tanto para salvadoreños como chochos, al igual de exigente para el árbitro costarricense Henry Bejarano, que repetía al estar enfrente en un partido del cuadro salvadoreño, ya que anteriormente había arbitrado el duelo contra los chapines, donde sancionó cuatro penales.
Y tal parece que es una de las características del silbante tico, porque en este partido también no mostró dudas para sancionarlos y permitir que El Salvador abriera desde esta vía el marcador, luego de que Romilio Hernández fuera derribado dentro del área por medio de Ysder Bonilla, sobre los doce minutos. Bryam Landaverde convirtió en gol con un disparo potente a la izquierda del portero Rendel Hodson, quien adivinó, pero no llegó al remate.
Por los costados, en especial por las bandas, El Salvador mantuvo sus aproximaciones. Álvaro Lizama y Denis Pineda fueron los más exigidos con este juego, para ganar línea de fondo. Pero se caía en el mismo mal que ha afectado en los juegos anteriores: la definición.
Uno de los pecados era también el control excesivo en el área de Hernández y Pérez, de quienes se vio podían hacer algo más colectivamente.
Como dando la razón a esta idea, en el 28’, apareció una jugada en conjunto, donde de un balón filtrado de Bryan Landaverde, Dennis Pineda entró en porfundidad, por la izquierda, Pineda, quien llegó hasta el área, se quitó al portero Hodson y marcó el segundo para El Salvador (2-0).
Goles y olé
Con esa idea, más tarde, cayó el tercero. Tamacas recupera un balón, que se iba por la banda derecha, pasó a Landaverde, que lo habilitó para que el lateral ganara línea de fondo y metiera un centro, que cerró Romilio Hernández (34’).
Ya había más alivio en el equipo salvadoreño, pero una desatención defensiva permitió el descuento nicaragüense por medio de Yeser Ortiz, al anotar, en un balón suelto, que la defensa no pudo rechazar, tras un remate por la derecha.
Con esto se vino el llamado de atención del técnico Mauricio Alfaro. La respuesta del equipo llegó con la cuarta anotación, al convertir Romilio Hernández con un disparo raso, el que también contó la complicidad del portero Hodson, a quien se le escapó de las manos.
La quinta anotación llegó rápido en el inicio del segundo tiempo, tras 25 segundos iniciado este, cuando recuperaron una pelota, que Josué Hernández, que apareció en el complemento, asistió a Pineda, quien en velocidad penetró por la derecha y definió cruzado.
Era el mismo panorama que el del primer tiempo, con El Salvador dominando, llegando y sin poder definir, ante una Nicaragua que solo aguantaba.
Hasta que llegaron las otras anotaciones. El sexto, al 70’, cuando Bryan Landaverde definió la jugada que Cristian Renderos, poco después de su ingreso, había generado por la derecha.
Mientras que la séptima anotación, bajo una serie de toques y el “ole, ole, ole…” de la afición, que impulsó a los salvadoreños a que Landaverde diera otra asistencia, para permitir a Ronald Ventura, llegara hasta el área y definiera al borde del área grande.
De Nicaragua no se tuvo nada más que un par de llegadas, sin mayor trascendencia y la expulsión de Yesder Bonilla, por doble amonestación (88’)
La tarea estaba hecha, el triunfo fue el premio para el esfuerzo de los muchachos y el sacrificio de la afición, que otra vez cumplió a pesar del trafico, la lluvia y muchas cosas más.