Hay dos maneras de ver a Costa de Marfil, la selección que esta noche enfrenta a El Salvador. Una es a través de los ojos del espectador de fútbol internacional, ese acostumbrado a ver las proezas de Yaya Touré, los inagotables goles de Didier Drogba, lo incisivo de Wilfred Bony o lo indescifrables regates de Gervinho.
Son los mismos que señalarán que este equipo africano se clasificó en forma invicta al Mundial de Brasil, que es una generación con un camino ya rodado, que tienen un entrenador francés como Sabri Lamouchi que conoce el medio y que son candidatos a avanzar a la siguiente fase. De hecho, 22 de los 23 jugadores (excepto el tercer portero Sylvain Gbohouo, del Séwé San Pedro) juegan en Europa.
Sin embargo, probablemente la otra manera de ver a Costa de Marfil, la más interesante, sea a través de los marfileños. Si bien sienten orgullo por sus grandes estrellas que triunfan en Europa, sienten que con su selección su contribución ha sido mínima. Sí, quizás clasificar a tres Mundiales consecutivos (Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014) no sea suficiente para ellos, lo ven como consecuencia lógica de las propias individualidades.
Pero en sus dos experiencias mundialistas no han logrado pasar de la primera ronda y, lo más importante, con esta generación de cracks ni siquiera han podido conseguir un título, ni siquiera la Copa Africana de Naciones, sin duda el trago amargo, donde han fracasado una y otra vez contra selecciones de menor calibre. Dos veces perdieron la final (2006 y 2010), en ambos Drogba falló penales y ambos acabaron siendo decisivos en el resultado final.
Pero las críticas de los marfiles se recargaban, sobre todo, en Sabri Lamouchi, el francés que pudo ser campeón del mundo en Francia 98… de no ser porque fue excluido a último momento en la lista de 22 del equipo local. El debate sobre si es mejor un entrenador extranjero o uno nacional, igual que en El Salvador, se da en Costa de Marfil, donde han pasado técnicos internacionales de renombre como el alemán Uli Stielike o el sueco Sven-Göran Eriksson… Sin embargo, el que más gustaba era François Zahoui, un local que llevó con firmeza la nave desde 2010 hasta que la tragedia de la Copa Africana de 2012 (cayeron por penales ante Zambia en la final) marcó su final. Seguía teniendo el apoyo de la afición, pero la federación le bajó el pulgar para contratar a otro extranjero.
En todo caso, el problema no era que fuera extranjero… sino que fuera Sabri Lamouchi, un entrenador que había logrado su carnét profesional de director técnico apenas 10 días antes de su contratación y que llegaba sin ningún tipo de experiencia, ni siquiera de auxiliar. Y además, tampoco gustaba que el francés tuviera raíces tunecinas y que recibiera un salario cinco veces superior a Zahoui, el marfileño que lo antecedió. “La Federación confía en un aprendiz”, tituló con dureza el periódico Le Temps. Otro medios medios también criticaron la llegada del ex jugador del Monaco y Parma: “se esperaba la llegada de un entrenador a la altura de Costa de Marfil, pero se ha contratado a un novato”.
Sabri Lamouchi será en Brasil 2014 el técnico más joven de los 32. Le gana por un par de días a Nico Kovac, de Croacia, que también tiene 42 años. Sus números no son malos: de 24 partidos ganó 12, empató 7 y perdió 5, pero su estrepitoso fracaso en la reciente Copa Africana ya lo había dejado tocado. Sus críticas más recientes las recibió al confeccionar la lista de 23, donde decidió dejar afuera al delantero Seydou Doumbia, que esta temporada hizo 18 goles en 22 partidos en el CSKA Moscú. Según una encuesta del portal Sport Ivoire, Doumbia es considerado el mejor jugador de Costa de Marfil en 2014, superando a Yaya Toure, que fue segundo, y a Bony, Kalou, Gervinho y Aurier. ¿Drogba? No aparece en el Top 6.
Doumbia, enfadado, anunció su retiro de la selección a pesar de que solo tiene 26 años. “Que el entrenador no mienta, no estoy lesionado, que asuma la responsabilidad por no haberme llevado a Brasil”, dijo.
El último juego antes de enfrentar a El Salvador, la derrota 2-1 de los Elefantes ante Bosnia, fue el combustible que faltaba para que se encendieran las críticas al equipo (juega un 4-4-2) a pesar de que no alineó a todos los habituales titulares. “Ganar contra El Salvador será una inyección de moral”, dijo hace unas horas. Sin embargo, reservará a Yaya Touré -por precaución- y tampoco se supone que estará su hermano Kolo, quien contrajo malaria y está en plena recuperación.