Al principio, la cosa pinta feo. En la entrada 4 del estadio hay unas 20 personas, con cara de enojo, alrededor de un delegado de FIFA. La puerta está cerrada y los seguridad del lugar no permiten pasar. “Es que son trabajadores que estuvieron en la reconstrucción del estadio, a los que FIFA les prometió entradas para los partidos… y parece que hay un problema. Así que, por ahora, nadie entra”, se excusa con cortesía uno de los vigilantes.
Pero el problema dura poco. Unos 20 minutos después, hay vía libre. Y desde ahí, la organización de esta Copa del Mundo demostró que tiene todo controlado, al menos en el tema de las credenciales.
Paso 1: pequeña espera afuera, mientras se forma un grupo de 10 periodistas. Paso 2: Ingreso a caseta para mostrar carta de aprobado de FIFA y pasaporte. Paso 3: toma de fotografía. Paso 4: entrega de la credencial. Listo. Ni 10 minutos. Mucho más rápido que sacar el DUI. Hasta dio tiempo para ir un rato al centro de prensa, en la puerta 9 del estadio y, en compañía del amigo Juan Calles, guardar una foto para el recuerdo.