Maracaná, el Mundial… y la rebusca

El coloso de Río de Janeiro ya vibra por la Copa del Mundo. A sus afueras hay historias de fútbol y sueños

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EDH Deportes te traerá lo por menores del Mundial de Brasil, con el enviado especial Carlos López Vides. Foto EDH

/ Foto Por Archivo

Por Carlos López Vides - Twitter: @Celvides

2014-06-08 1:10:00

La historia inicia donde la Copa vivirá su final: el Maracaná. El famoso estadio en honor al periodista Mario Filho, con capacidad para más de 78 mil aficionados. El majestuoso escenario donde, el 13 de julio, se disputará la finalísima de esta XX edición de la Copa del Mundo, Brasil 2014. 
Aquí ronda todavía el fantasma del “Maracanazo”, la dolorosa derrota de la Canarinha ante Uruguay en el Mundial de 1950. Nadie habla de eso en este lugar, claro. Aquí hay fiesta. Hay buena vibra y ambiente futbolero. Hay familias enteras que se acercan desde Minas Gerais, Recife, Belo Horizonte y otras ciudades de Brasil para tomarse fotos e impregnarse de la fiesta. 

Y poco a poco comienzan a surgir las nacionalidades, la fiesta del mundo. Unos ingleses por aquí, un par de colombianas por allá, una televisora italiana, la bulla de algunos croatas, colegas periodistas peruanos… 

El Maracaná tiene 124 mil metros cuadrados de extensión, y cuando fue construido se pensó para albergar más de 96 mil personas. Es casi tres veces el lleno del estadio Cuscatlán, para tener una idea. Pero en medio de la enormidad del Maracaná, y entre las casi 7 millones de personas que viven en Río de Janeiro, hay dos historias que vale la pena contar. 

“Yo soy profesor y también hago artesanías. Un día, en Colombia, intenté vender unas piezas en la calle y no me dejaron. Ese día se me ocurrió disfrazarme de Diego Maradona, y me fue mucho mejor que vendiendo mis piezas. Fue en 2005. Y desde entonces, a eso me dedico, soy estatua viviente y tengo el honor de imitar a Diego Maradona”, explica Daniel López, argentino de 35 años, en las afueras del Maracaná. 
López (o Diego) se fija en los detalles. Viste una réplica del uniforme que usó Maradona en México 1986, cuando levantó la Copa del Mundo. Hace calistenia, estira, elonga. Y se sabe de memoria la pose que ocupó el Pelusa ante Alemania, balón dominado, pecho al frente y cuerpo lanzado, imagen que ha sido estampada en miles de camisetas. 

Por si fuera poco, Daniel-Diego tiene un tatuaje con esa pose en su hombro izquierdo. “Es que uno nace y admirar a Diego es como aprender a caminar, uno se ha criado con Maradona, de pequeño trata de imitarlo todo el tiempo. Es como la madre de uno”, justifica el artista, quien además ha estado en Perú y otros países sudamericanos, siempre haciéndola del 10. 

Para López (o Maradona, pues), hay días buenos, malos y peores. Por ahora, en promedio diario hace como 50 a 70 reales (25 a 35 dólares, al cambio actual). Con eso logra mantenerse y salir adelante. 

En la rebusca están también otros argentinos. Seis, en total. Su idea: Consiguieron algunas réplicas del Trofeo Copa del Mundo, elaboradas por un artesano colombiano, y se acercan a los hinchas que llegan al Maracaná para que los mismos se tomen fotos… y les den algunos reales a cambio. Lo hacen de forma cortés y alegre, de la mejor forma. Y les está funcionando. 

Uno de ellos, Patricio López, cuenta que “con esa colaboración estamos buscando algo de plata para conseguir los tickets (para ver los partidos). No los pudimos conseguir por el sitio de FIFA, así que estamos tratando de conseguirlos con lo que nos da la gente. La gente muy buena onda, a veces sacamos unos 40 reales diarios ($20). Estamos en esto hace dos semanas que vinimos acá. También nos sirve para pagarnos el día a día, el alquiler, el vuelo”, detalla el gaucho. 

Este sistema ya les garantizó dinero como para viajar a Belo Horizonte, donde Messi y compañía jugarán contra Irán. “Y si Dios quiere y logramos el dinero, vamos a Porto Alegre a ver el partido de Nigeria”, agrega Patricio, quien junto a su hermano, Julián, es uno de los seis argentinos ubicados alrededor del Maracaná, para buscar hinchas y ganarse a base de ingenio el dinerito.