La fiesta del corazón paulista

[NOTA Y VIDEO] El inicio del Mundial fue un carnaval en las afueras del estadio Itaquerao. El malestar contra los organizadores de la Copa quedó atrás, aunque sigue latente

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Bailarines brasileños durante la ceremonia de inauguración del Mundial 2014 el Arena do Corinthians.

/ Foto Por Reuters

Por Carlos Vides | @Twitter: @CelVides

2014-06-12 2:51:00

Mundial. Día 1. Barrio de Barra Funda, Sao Paulo, 11 a.m. El ambiente mundialista todavía es tibio en esta parte de la ciudad. Hay gente con camisas verdeamarelhas y algunos taxis y autos con la bandera brasileña en el capó. Los quioscos que venden diarios y revistas están bañados con los colores del país, banderines, globos, camisetas. Pero la gente aún no se mete en el jolgorio. 

Ya en el metro, en la estación Santa Cecilia, todavía a unos 50 minutos de viaje, comienzan a aparecer los hinchas brasileños que van hacia el estadio. Algunos le llaman Arena Corinthians, porque ahí será la sede de dicho equipo. Otros le denominan Itaquerao, por la zona donde se encuentra. Aparece la familia Lopes, siete en total, quienes se levantaron desde las 5 a.m. para iniciar la travesía. Son de las afueras de Sao Paulo. 

El patriarca, Manuel Lopes, está feliz. Pero enojado también. ¿Cómo es esto? "Es que mire, al brasileño le encanta el fútbol, pero odia la corrupción. Los organizadores de la copa solo necesitaban ocho estadios para el Mundial, pero ocuparon 12. Construyeron cuatro, y hasta querían hacer más. Y en hacerlos robaron mucho dinero", critica. Manuel apunta sus dardos a Djilma Rousseff, la presidenta de Brasil, quien buscará reelegirse en octubre. "No gana, ni aunque la Selecao sea campeona. ¿Sabe cuántas mujeres se necesitan para destruir Brasil? Una. Djilma". 

Estación Artur Alvim, 12:00 p.m. Hay un río multicolor de camisetas bajando en ansiosa correntada hacia las gradas. Manda el verde y amarillo de los anfitriones, pero aparecen los cuadros rojos y blancos de los croatas, el tricolor mexicano, la bandera colombiana, algunos socceroos australianos, un argelino solitario. Ahora sí. Ahora sí se respira Mundial. Ahora sí se abrió la caja de pandora de la Copa del Mundo y el corazón del fútbol está vibrando en el acceso este hacia el Itaquerao. Los voluntarios, tanto de la organización como del Ministerio de Transporte, se esfuerzan en ordenar la marejada.

Acceso este, estadio Arena Corinthians Itaquerao. 12:20 p.m. Hay un control de ingreso, y solo pueden pasar los aficionados que tienen tickets de entrada. Pero en las vallas que impiden el paso igual hay otros hinchas, decenas de hinchas, que están ahí solo para impregnarse de la fiesta.

Al fondo, en edificios habitaciones en el lugar, una marca de cervezas patrocinó espectaculares murales que recuerdan las cinco copas del mundo que ya ganó Brasil. Al llegar a los portones de acceso… no se puede pasar. La Policía federal ha lanzado un inesperado dispositivo de seguridad, y no permite el ingreso de nadie. Ni aficionados, ni medios, nadie. Los abrirán hasta la 1 p.m. A dar la vuelta, regresar a la estación

Artur Alvim, y bajar en la siguiente, que se llama justo Corinthians Itaquerao y permite entrar por el lado oeste. 

Acceso oeste, estación del metro en Corinthians Itaquerao. 1:00 p.m. Ahora los policías sí permiten pasar, pero hay tanta gente que se avanza centímetro a centímetro. Pero nadie se empuja, no hay peleas. Solo fiesta. Y se escucha el "yo, soy brasilerooooooo", y el "cielito lindo", y el "¡Colombia, Colombia, Colombia!". Después de un cuello de botella al salir, el flujo mejora y avanzar hacia el estadio ya es un gusto. Surjen hinchas de todo tipo: uno que hizo una cabeza gigante de Maradona; una estadounidense que se dedica a modelar junto a los hinchas de todos lados (más adelante encontará competencia, una peruana y una brasileña); un brasileño que es el clon idéntico de Pelé, y que es asediado, jaloneado, pedido y exigido para fotos. Este Pelé sonríe y acepta. 

Arena Corinthians Itaquerao, 3:15 p.m. . Dentro del estadio ya inicia la fiesta de inauguración, el desparpajo multicolor donde Brasil exhibe al mundo lo bello de su multicultura. Primero, el gigante sudamericano se enorgullece de sus bellezas naturales. Después hay baile, hay carnaval, hay samba, se siente playa, se baila capoeira. Un balón danzante de colores preside toda la jornada en el centro mismo del campo. Es un balón hecho de pantallas LED, con más de 90,000 clusters de luz. 

La influencia cultural de las 12 sedes de esta Copa tiene su presencia ante los más de 68 mil asistentes al partido inaugural. De repente, la bola se abre y es una flor. Las banderas de las 32 naciones participantes deslumbran en sus pétalos, y entre ellos está la cantante local Claudia Leitte.

Más de 600 bailarines agitan su cuerpo. Y luego, de abajo de la flor, aparecen Pitbull con la camisa brasileña y… ¡Jennifer López!, a pesar de que la boricua había anunciado que no estaría presente. La fiesta es total, cantan el "We are one" y el estadio estalla en una sola locura, la locura del Mundial. Después, rueda el balón. Pero el pálpito hacia el inicio de la Copa del Mundo 2014 ya es imborrable.