NATAL. Estados Unidos ha llegado a Natal entonando un discurso de “paz y amor”, para garantizar que, en la calurosa Natal, no buscará venganza frente a Ghana, un incómodo rival que ya le expulsó de los mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
En 2006, el equipo de las Barras y las Estrellas cayó por 2-1 ante el cuadro africano en la última jornada de la fase de grupos y le sacó del bolsillo el pasaje a los octavos. Y en 2010, el desastre llegó en los octavos al caer por idéntico 2-1.
El guardameta Tim Howard , que jugará su partido 101, y el centrocampista Michael Bradley coinciden en que los equipos que chocarán y las circunstancias en que lo harán son muy diferentes a las de hace cuatro y ocho años.
Pero aunque se empeñen en suavizar el discurso, hay clima de “vendetta”.
“Después de lo que pasó en los últimos dos Mundiales, buscarán la revancha y debemos estar preparados para eso”, dijo recientemente el delantero ghanés Albert Adomah.
Los “Black Stars” y su técnico, Kwesi Appiah, han preferido tomar medidas extremas para evitar que sus rivales salten dispuestos a cobrarse por los días amargos que han pasado en los dos reciente mundiales.
La “bestia negra” de los estadounidenses llega a su tercera copa del mundo consecutiva y Appiah ha dicho que para superar el llamado “grupo de la muerte”, es necesario propinar de nuevo un golpe a Estados Unidos.
Los estadounidenses concluyeron invictos su preparación para la Copa Mundial al vencer por 2-1 a Nigeria que, aunque no es Ghana, resultó ser un buen hueso para afilar las garras de Jozy Altidore, Alejandro Bedoya y Omar Gonzalez, lo que ha hecho frotar las manos al entrenador alemán Jürgen Klinsmann.
Pero Ghana tiene lo suyo. Por algo es la selección africana que más lejos ha llegado, y solo la mano de Luis Suárez (Uruguay) evitó que accediera a semifinales. Esta vez, quieren llegar aún más lejos con un grupo ya consolidado.