Dicen que nació en Río de Janeiro, cuando Argentina derrotó a Bosnia. Es una adaptación a una melodía que ya los gauchos conocen, pero han adaptado la letra para Brasil 2014. El cántico va así: “¡Brasil, decime ¿qué se siente, tener en casa a tu papá?; te juro que aunque pasen los años, nunca lo vamos a olvidar. El Diego los gambeteó, el Cani los vacunó, y desde Italia están llorando hasta hoy… A Messi lo vas a ver, la copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé…”.
Con este grito de batalla constante, permanente, la fanaticada albiceleste se hizo sentir ayer en Belo Horizonte. Lo aderezó con la melodía de fe para el hombre en quien depositan toda su confianza: Messi. Lo invocan así: ” Vení vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Leo Messi, toda la vuelta vamos a dar”.
El ingenio gaucho no se detuvo ahí. Había que tirarle algo al rival del día: “¡Tomala vos, dámela a mí, el que no salte, es iraní!”, se escuchó de las miles de gargantas argentinas entre los más de 57 mil 698 hinchas en el estadio.
Inició el partido, y ocurrió el mismo fenómeno que en el Maracaná, donde los brasileños se metieron en el rifirrafe con los gauchos en cuanto a cánticos. Resonó el “eehh, soy brasileroooo, con mucho orgullooo, con mucho amooooo”, y las rechiflas de los argentinos no los lograron acallar.
Pero sí presionaban: “Brasilero, brasilero, qué amargado se te ve, Maradona es más grande, es más grande que Pelé”, lanzaban, y agregaban un “Maradooooo, Maradooooo”, en honor al 10, presente en el estadio.
Mas cuando el primer tiempo se fue sin goles y con mal sabor para Argentina, los brasileños cucaron con el “¡hexaaaa… campeóoon”. Su gran obsesión.
Como pintaba feo para los de Sabella y no se veía por dónde, de las gradas bajó la petición de “pongan huevos, huevos Argentina, pongan huevos, huevos sin parar, esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar”.
A falta de 30 minutos, ya con la desesperación instalada en Argentina (equipo e hinchada), intentaron espantar el miedo con “”sooooy argentino, es un sentimiento, no puedo parar, olé olé olé, cada día te quiero más”. Pero, y cada vez más, se escuchaba el “¡olé olé olé olé, Iráaaaan , Iráaaaan!”, respaldado por supuesto por las gargantas brasileñas.
Y llegó el gol de Messi, la locura, el delirio. Todas las manos gauchas del Mineirao convertidas en un solo aplauso hacia el rosarino, alabando al ídolo. Claro, se acordaron de la rivalidad con los locales: “¡Es para vos, es para vos, brazuca p… o, la p… a que te parió”, esgrimieron en la cara de los anfitriones, en un capítulo más de esta enconada rivalidad sudamericana.