De copas en Savassi

¿Adónde se bebe en Belo Horizonte? El mejor lugar es Savassi, al sur de la ciudad. Bares en cada esquina y avenida. Cervezas y caipirinhas a la cancha.  

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Foto Por edhdep

Por Carlos López Vides, enviado especial a Brasil | Twitter: @celvides

2014-06-25 8:02:00

Savassi, Belo Horizonte. Es la zona “noble” de la ciudad, al sureste. De caché. El lugar tiene un aire a Paseo El Carmen, con algunas calles cerradas solo para peatones, donde hay decenas de bares y restaurantes que conviven con salones de belleza, ventas de accesorios de celulares, una tienda oficial del Atlético Mineiro, una feria de artesanías comunitaria, negocios de ropa de moda, un local de tatoo y piercing, otro solo de música rock y alternativo, una galería de arte al aire libre… 

Hay policías por todos lados y el ambiente es seguro. Así que los aficionados, locales y visitantes, y sobre todo los argentinos, se toman los bares que ya antes se han tomado las calles con sillas y mesas al aire libre, para disfrutar del juego contra Nigeria. Ahí surge un cántico nuevo, uno que recuerda aquel fantasma feo que Brasil teme desde que fue local en 1950: “¡Qué cagazoooo, qué cagazoooo (se refieren al miedo), ya se viene, otro Maracanazoooo!”, gritan los gauchos. Los brasileños que pasan a su lado no les dicen nada, pero los miran feo. No es agradable escuchar la palabra que empieza con M. 

La bebida preferida y que corre en todas las mesas más que Messi es la cerveza. Precios, en dólares, para un botellón de 600 ml: $5 la Brahma, $5.50 la Original, lo mismo la Bohemia y la Heineken. Les ponen un vasito “moito gelado” (bien helado, pues), y a beber. ¿Caipirinha? $2 dólares. Son los precios en el menú que muestra Érika, en el restaurante Sabor del Alma. “Los dueños son portugueses y están felices por la copa, se llena todos los días de gente de todos lados”. ¿Y les han subido a los precios, no? Érika, de risa, fácil, se pone algo seria. “No, no… la comida siempre ha costado lo mismo… a la bebida se le subió un poco, pero porque los proveedores también incrementaron, pero solo un poquinho…”. 

A los argentinos en las mesas, que han gastado cientos de dólares para vivir la copa de copas con copas o birrias en la mano, les da igual. Lo dicho: Corre más la cerveza que el 10 albiceleste. ¿Comidita? Precios, en dólares: $10 por plato de bocas de chorizo con papitas fritas y queso; $10 por un plato completo de pollo en trozos, arroz, fejoada (muy similar a la sopa de frijoles, pero más espesa), ensalada fresca (lechuga y tomate) con papas fritas. 

El consumo de bebidas hincha las vejigas y ahí también hay negocio. ¿Quiere ir al baño? Si no es cliente, $1.50 por “el ratinho”. Los artesanos también aprovechan: $7.50 por una pisterita con la bandera de brasil, $25 por una camiseta con los colores de la nación canarinha… “No importan tanto los precios, che. Importa la fiesta, estar aquí. Yo estoy de intercambio cultural, soy de Tigre, Argentina, y no quiero volver nunca. Además después me voy a la zona nordeste, Fortaleza, Natal, Recife… no me quiero ir nunca, boludo”, dice Emilia Cheminet.

Los gauchos dominan el panorama, pero aquí en Savassi hay de todo. Están los hermanos australianos Ben (trabaja en una empresa que hace comida orgánica para bebés) y Gus (vive en Londres, donde trabaja en la compañía que desarrolló el hiperfamoso videojuego Candy Crush), que parten el sábado a su país, ya con los “socceroos” eliminados; la canadiense Jenny (cuenta que fue a un salón de belleza y los dueños del lugar le pintaron el pelo e hicieron las uñas de gratis, porque la querían ver con pinta de modelo; y ahora no puede dar dos pasos sin que la asedien para fotos), los suizos Andreas, Ivo y Marcel, que sienten que valió la pena viajar desde Zúrich con cada gol que gritan a la pobrecita Honduras. 

Así es Savassi mientras cae la noche en Belo Horizonte. Érika y los dueños de los bares se arremangan, porque la jornada apenas empieza. Y con la copa a medio camino, hay muchas más copas por servir y recorrer. Es que la cerveza, aquí, tiene más gambeta que La Pulga. Lejos. Y más gol.