Los fuegos artificiales pusieron, anoche, la cereza al pastel verde del Barraza. La fiesta del “monstruo” migueleño se cumplió con su afición, que pobló casi todos los sectores y apoyó hasta el cansancio a Dragón, que escribió una página más en su historia: estar en semifinales.
El color verde en las camisetas, las banderas, las globos demostraron la lealtad mitológica, que al son de los bombos no paró ni un minuto de alentar cada jugada. De emocionarse, de insultar, de ser ese seguidor fiel que vivió intenso el juego ante los santanecos.
Tampoco se olvidaron de brindarle un pequeño homenaje a su goleador Williams Reyes, a quien le colocaron una pequeña pancarta en el sector general. A su modo, sencilla, pero sincera.
Pero el personaje que acaparó la atención fue el nuevo técnico de la selecta, Albert Roca. El español estuvo en la tribuna, observando el partido, viendo jugadores e hizo su análisis del primer juego local que ve en vivo. Llamó la atención de los medios y de los aficionados que estaban a su alrededor.
Por su parte, la “Turba Roja”, infaltable a las citas de FAS, asistió en un buen número. Salió temprano desde Santa Ana, para mandarle al tigre las mejores vibras desde el cemento donde cada seguidor estaba sentado. Color azulgrana en camisetas, y las mantas colgadas en las mallas, estuvieron ahí, intimidantes, gritando desde sus líneas el sentimiento tigrillo.
Y la noche se fue así, entre el fútbol y la expresión de un sentimiento en el que el “monstruo”, esta vez, le ganó la batalla al tigre en las gradas.