El sueño se hizo realidad para estos 20 chicos de Fundamadrid El Salvador. Poco importaron las 10 horas de vuelo, el cansancio, el desvelo de la noche anterior. Ayer, al tocar suelo madrileño, todo eso dio paso a la alegría y, porqué no, a la incredulidad de estar en una ciudad que, para muchos, era sólo un sueño.
“Aún no puedo creer que estoy en Madrid”, se alcanzó a oír en medio del grupo, cuando aun estaban en el aeropuerto de Barajas. En adelante, fue un cúmulo de adrenalina el que invadió al grupo. Hubo uno que se atrevió a hacerlo de guía turístico; otro, Marcelo Hernández, propuso hasta quedarse y mantenerse vendiendo pupusas en plena capital española.
Llegaron las bromas, las impaciencias de ver más de la ciudad que por siete días los acogerá. Y también llegaron las sorpresas de ver cómo, acá, los carros se detienen cuando el peatón, en este caso ellos, se atraviesan la calle.
Eran las 3:00 de la tarde y Getafe los recibió con un calor sabroso, como el de San Salvador en pleno verano. Pero estos chicos están acá para divertirse, y en eso son expertos. Desde el bus divisaron el centro comercial aledaño al hospedaje y de inmediato llegaron las peticiones de visitarlo. Sus ojos ávidos no se cansaron de ver y sorprenderse de la ciudad. A eso han venido, a conocer otra cultura, otra tierra, otro mundo.
Ese mundo que, para empezar, la empezaron a traducir en euros a la hora de comprar en el centro comercial, del que algunos salieron cargados de sus primeras compras en Madrid. Recuerdos para la mamá, para la hermana y para una que otra “amiga”, colgaban de sus manos, sin antes haber pedido una que otra sugerencia de precio y de gusto.
Estos chicos no conocen el cansancio. Su jovialidad les alcanzó, incluso, para jugar una “charamusca” entre ellos a plena noche, aunque acá sea día, para sorpresa de todos, a pesar del extenuante viaje en avión que habían hecho apenas unas horas antes.
El medio día que vivieron ayer en Getafe les alcanzó para empezar el vivir el sueño de muchos. Para empezar a justificar los años de “portarse bien” en sus vidas para ganarse el derecho de ser “integrales”, como les llama Fundamadrid El Salvador.
Hoy será el día grande. El día en que pisen, por primera vez, el estadio Santiago Bernabéu. Lo vivirán como nunca, ya lo anunciaron. Poco les importará que enfrente esté el Espanyol y que el Real Madrid se haya quedado relegado de la lucha del título. Ellos sólo piden una cosa, un triunfo madridista para celebrar; para guardarlo en sus mentes, quizás, como uno de los recuerdos más preciados de sus vidas.