Una noche más, el “Calero” Suárez vivió un día de fiesta colectiva. La del equipo. La de semifinales. La del campeón con su gente, en busca de alcanzar una nueva final.
No hubo duda de que, cada vez que esto sucede, el hincha real le cumple al equipo. Y esta noche de sábado, si bien el estadio tuvo el 85 por ciento de su capacidad, los locales vistieron orgullosos la camiseta jaguar.
Una bandera gigante se desplegó en el sector general, con el nombre del equipo y fortaleciendo la frase “Metapán somos todos”. Era extra decirlo, lo estaban demostrando.
Pero no estaban solos. El bullicio en el estadio de los bombos y cánticos llegaba más de el número reducido de opicanos que viajaron a la ciudad calera en busca del sueño. Todo el sector asignado a la “Marea Roja” quedó completo. “Juve, Juve, Juve”, imparable y sonoro apareció sin tregua.
Y de nuevo, el técnico español Albert Roca volvió a figurar. Llegó al estadio para observar a los semifinalistas. Ya los había visto en Opico, pero regresó para ver al primer finalista y seguir analizando qué jugadores pueden ser convocados a la Azul.
Y así, la noche se pintó rojo y azul, con un ambiente en el que vencer o morir fue el ingrediente de adrenalina que solo una semifinal sabe regalar.