El suspiro de un punto

??guila no pudo con Juventud Independiente, que sacó el empate en el Barraza. Julio Martínez le tapó un penal a Sánchez Prette, que habría significado la victoria naranja

descripción de la imagen
Foto Por edhdep

Por Carlos Vides | Twitter: @celvides

2014-04-16 9:13:00

Suspiros, cólera, frustración… la afición aguilucha no salió contenta anoche del Barraza, pues aunque los negrinaranja le metieron corazón y ganas, no pudieron con Juventud Independiente, que dio un pasito más hacia la clasificación y dejó tocados a los migueleños con el tema del descenso, pues Águila llegó a 36 unidades en la acumulada, tres más que Firpo.

Con Águila obligado a buscar el ataque, intentó proponer en los primeros minutos, pero el orden táctico de Juventud, más la marca pegadiza al argentino Sánchez Prette, frenó cualquier ímpetu de los locales, que no encontraban fisuras.

En cambio, poco a poco, los opicanos se fueron gustando con la pelota, y comenzaron a patear terreno contrario sin timidez, ante un Águila que quería pero no podía, y que se vio obligado a dar un paso atrás ante su afición.

Ninguno había llevado peligro real hasta el minuto 15, cuando Carlos Menjívar lanzó un trazo largo en diagonal justo para Óscar Cerén, quien la bajó con clase y, sin ser molestado por marca alguna, devoró metros hasta tirar un derechazo raso, fuerte y colocado a un costado de Josué Coreas, quien nada pudo hacer.

El gol le hizo daño al Águila, que entró en angustia. El fantasma del descenso asomaba y feo en el Barraza, ante una afición que ya pasaba del nerviosismo al malestar, y del malestar a la exigencia, y de la exigencia a los insultos.

Fue despertando el equipo naranja poco a poco, más con corazón que con fútbol; mientras, en el banquillo, el colombiano Jairo Ríos gritaba indicaciones con evidente malestar, disgustado por lo que veía, porque los balones largos al jamaiquino Anderson de poco servían, porque Amaya por derecha no funcionaba, porque Sánchez Prette no hallaba espacios. 

Al 32’, a fuerza de empuje, Águila logró un córner que metió en apuros al meta Julio Martínez, quien midió la bola y ésta lo bañó; pero tuvo suerte y ningún rival apareció para empujarla.

La suerte de Martínez pareció acabarse al minuto 43, cuando hubo un tiro libre por derecha, un trazo largo que midió mal, le sorprendió, soltó la pelota al salir de puños y luego, cuando quiso reaccionar, terminó dándole un manotazo a un rival aguilucho, por lo que el referí Élmer Bonilla decretó penalti.

Sánchez Prette pidió la bola, miró a las gradas como para dedicarles el penalti que esperaba convertir, la gente le agradeció con un aplauso… pero, al cobrarlo, Martínez se reivindicó, se lanzó a su izquierda y le tapó el disparo al argentino. Tanta fue la frustración en Águila por ese penalti fallado, que Anderson hasta se lanzó al suelo, de rodillas, a darle golpes al pasto.

 Así se fueron al descanso, pero luego Juventud se comió un gol “de camerino”, pues apenas al 47’ llegó un gran pase del argentino Sánchez Prette para Ronald Torres, quien definió bien ante Martínez, para el 1-1 que sacó gritos –y suspiros- en San Miguel.

Ríos no se anduvo con cuentos y mandó rápidamente a Carlos Ruiz y César “Emperador” Larios para reoxigenar su zona de ataque; y Juventud se replegó un poco, quizá ya a gusto con quedarse a proteger el punto de visita, y extender su racha: No pierden contra los emplumados desde 2012.

Águila perdió revoluciones en la media al 70’, cuando Ríos sacó a Sánchez Prette y metió al “Morro” Hernández, una decisión que molestó a buena parte de la afición aguilucha. Y encima, al 77’, Lizama recibó su segunda amarilla del partido y fue expulsado. Ya no hubo manera. Solo quedó el punto, los suspiros y la frustración para la casa en el Barraza.