El partido del próximo 7 de junio contra España despertó expresiones y preocupaciones muchas veces exageradas en los distintos sectores futbolísticos de nuestro país. Expresiones desde las que piden no haber aceptado el reto, hasta otras que, desde ya, vaticinan una goleada de escándalo para la Selecta.
Unos critican a la Federación por haber aceptado jugar contra el campeón del mundo sin apenas haber elegido al técnico principal de la Selecta; sin embargo, estoy casi seguro que fueran los mismos que criticarían si la Fesfut no hubiera aceptado el partido y hasta la hubieran tildado de “cobarde”, “ineptos” y otras linduras.
Acepto que el problema principal pasa por la falta de técnico, mas no comparto que sea la condición principal para no aceptar jugar contra España. Hace algunas columnas critiqué la lentitud del proceso de elección del técnico de la Selecta y a aquellos que decían que no era tiempo de nombrar al DT porque no había juegos a la vista, hoy les pregunto ¿y ahora?
Repito, no creo que sea el principal problema la falta de técnico el enfrentarse a equipos grandes, creo que el principal problema sigue siendo la improvisación, la falta de procesos (esa bendita palabra), la ineficiencia y la desidia para con el equipo de todos, ese mismo que sufre por las decisiones equivocadas de otros.