Siempre es malo que en un partido haya excesivo protagonismo del árbitro, y lo de Undiano Mallenco ayer fue todavía más grosero. Pero se equivocó para ambos lados. El penalti de Cristiano no fue adentro del área, y la pena máxima de Neymar fue un piscinazo de máximo actor del brasileño. Además, el referí cortó el ritmo al no declarar varias jugadas como “ley de ventaja”, y muchas faltas simplemente las pitó al revés. Quizá se le fue la mano en la roja a Ramos (sobre todo por el clavado del canarinho), pero tampoco es justo, ni autocrítico, por parte del madridismo, el achacarle toda la culpa de esta derrota a Mallenco.
Del árbitro se quejó Sergio Ramos, el lesionado Arbeloa y hasta Cristiano, que rara vez lo hace… Pero no se quejó Ancelotti, quizá porque, íntimamente, sabe que no debió sacar a Benzema (era un dolor de cabeza para el Barça), pero fue lo único que se le ocurrió ante la roja a Ramos, y mandó al campo a Varane. Así le fue…
Hay liga. El Barça está a un punto del Real Madrid, aunque sigue tercero y el líder es ahora el Atlético. En el panorama asoma la final de la Copa del Rey, donde los blancos podrían tener su “vendetta”. Ojalá sea en un partidazo como el de este domingo, de esos inolvidables por su intensidad, polémica, drama, goles y corazón. El Barça tuvo más de lo último del domingo. ¿Corazón de campeón?