MOSCÚ. Vladimir Putin espera que los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi se conviertan en su mayor logro como líder ruso, pero corre el riesgo de que se conviertan en un símbolo de los problemas del país.
Cuando los Juegos comiencen con gran fanfarria el 7 de febrero, el presidente estará ahí para deleitarse tras la difícil tarea de convertir un envejecido centro turístico subtropical en el mar Negro en el reluciente y moderno núcleo de unos Juegos Olímpicos en siete años.
Putin espera que las Olimpiadas más caras de la historia – de verano o invierno – validen su posición de líder supremo de Rusia, unir al país y demostrar lo lejos que ha llegado desde los días de la Unión Soviética.
“Me gustaría que los participantes, los seguidores, los periodistas y todos aquellos que vean los Juegos por televisión aprecien una nueva Rusia, y que se fijen en su rostro y en sus posibilidades, que dediquen una mirada fresca y sin prejuicios al país”, dijo a los medios extranjeros y rusos en Sochi.
Sin embargo, las preparaciones para los Juegos han desvelado los problemas de Rusia, y la publicidad negativa ha eclipsado con frecuencia a la positiva. A pesar de que las instalaciones están ya listas, el sueño de Putin podría verse truncado y dañar severamente su imagen política y personal si algo saliese realmente mal.
Su intento de demostrar que los rusos no son homófobos al decir que les gustaba Elton John fracasó cuando el cantante británico y homosexual respondió calificando de “viciosa” a la nueva ley que aprobó Putin el año pasado que prohíbe la difusión de “propaganda homosexual” a los menores.
Historias de corrupción, indignación después de que sus amigos y aliados ganasen contratos lucrativos en la construcción de las instalaciones olímpicas, preocupaciones por el daño medioambiental y las noticias acerca del maltrato a los obreros inmigrantes deben estar resonando en los oídos de Putin.
Los Juegos, con un coste estimado de unos 50.000 millones de dólares (unos 37.000 millones de euros), pueden parecer más arriesgados ahora, después de que la economía rusa diese un cambio a peor en los últimos meses.
“Los Juegos no son más que una gran estafa”, dijo Boris Nemtsov, un antiguo ministro que emitió un informe condenatorio el año pasado argumentando que cerca de 30.000 millones de dólares (22,25 millones de euros) desaparecieron mediante malversación y sobornos.
ECONOMÍA TAMBALEANTE
Cuando Putin, casi por sí mismo, ganó el derecho a acoger los Juegos en 2007, la economía del país más grande del mundo estaba en ascenso gracias a los altos precios del petróleo y registró un crecimiento del seis por ciento en cada uno de los cuatro años anteriores.
Pero eso era antes de la crisis financiera global de 2008-09, y del estancamiento político y económico que desanimó las inversiones extranjeras en Rusia durante el tercer mandato de Putin. La previsión del crecimiento este año es del dos por ciento y los bancos rusos empiezan a dar mala imagen.
“Considero que la insolvencia de los bancos rusos que estamos observando está causada en gran medida por los intentos de promoción de los Juegos Olímpicos en el más alto nivel”, dijo Yevgeniya Chirikova, una líder opositora y defensora del medio ambiente.
Putin está asociado tanto a los Juegos que su legado depende de su éxito, hay mucho en juego.
FUERTES MEDIDAS DE SEGURIDAD
Cerca de 6.000 deportistas, entrenadores y autoridades de alrededor de 90 países participarán en las pruebas de los Juegos desde esquí alpino, hockey o snowboard.
Las autoridades rusas no se plantean un objetivo de medallas después del pobre resultado en los Juegos de Vancouver en 2010. Moscú sí espera una asistencia abundante, aunque las entradas no se están vendiendo como suponían.
La mayor amenaza potencial para los Juegos es un atentado en Sochi, que limita en su parte occidental con el norte del Cáucaso de mayoría musulmana y escenario de una insurgencia cuyo objetivo es crear un estado islámico.
Putin ha puesto en alerta de combate a 37.000 unidades en Sochi, y buques de guerra y aviones no tripulados están siendo desplegados. La seguridad es alta en todo el país.
Se han recibido cartas con “amenazas terroristas” en varios Comités Olímpicos del mundo, causando una leve preocupación hasta que el COI dijo que no había peligro.
Otra posible amenaza para Putin son las previsibles reacciones en contra de la ley de la propaganda homosexual.
Los llamamientos al boicot de los Juegos han fracasado aunque se esperan varias protestas y éstas pondrán aprueba la paciencia y tolerancia de la policía. La represión policial podría ser más dañina para la imagen de Putin que cualquier manifestación.