Fútbol, deudas y castigos

[OPINIÓN] El fútbol salvadoreño, al que inexplicablemente se le sigue llamando profesional, vive momentos críticos. Es cierto que el buen marco de Águila-FAS invita a ilusionarse

descripción de la imagen
La UES vive su particular calvario con la lucha por no descender y la irregularidad en sus salarios. Foto EDH / Archivo

Por Claudio Martínez / @martinezchino

2014-02-17 3:01:00

El fútbol salvadoreño, al que inexplicablemente se le sigue llamando profesional, vive momentos críticos. Es cierto que el buen marco de Águila-FAS invita a ilusionarse, pero la verdad es que hay más motivos para preocuparse que para sentirse optimista. A las deudas de los jugadores de la UES ?algunos no tenían para comer y otros apenas para pagarse el viaje a los entenamientos-, ahora se suman otros de Segunda como Sonsonate y Once Municipal. Probablemente tampoco sean los únicos.

Se entiende que no hay plata, pero a veces ni siquiera es una cuestión de dinero, sino que no se le paga a un plantel como medida de presión para que éste levante su nivel. El famoso "van a estar a medio sueldo hasta que vuelvan a ganar" es algo completamente igual, simplemente que las autoridades de aquí no hacen nada y los jugadores ?por su propia culpa- no tienen quienes los defiendan ante tamaño absurdo.

La UES, que evidentemente no tiene problemas de dinero, presionó a sus jugadores y condicionó el pago de salario a que sumaran 6 puntos. En el caso de Sonsonate, es cuestión de castigo por los malos resultados. En Once Municipal, es por falta de fondos. ¿Qué hacer?

Lo primero que debe hacer una institución cuando hace su presupuesto ?suponemos que lo hacen- es partir del peor de los escenarios. Es decir, pensar que a cada partido irán al estadio apenas 50 personas y que el dinero forzosamente tiene que venir de otro lado (TV, sponsors, etc). Si llegan más espectadores, mejor. Pero si no, nada grave pasará, ya estaba contemplado de antemano. No se le dejará de pagar a nadie "por falta de público".

Los presupuestos tienen que ser reales, y pagar salarios que se puedan pagar. De nada sirve prometer 1,000 dólares mensuales si luego no se los pagan. Pero el salario es sagrado para un jugador, no se lo pueden tocar, eso está en el estatuto del jugador aunque aquí no se respete. La mayoría de los clubes internacionales serios ofrecen, además del salario, premios y bonificaciones que van de acuerdo con el resultado. Dinero por partido ganado, dinero por ser líder, bono por ser titular en el 75% de los juegos, bono por llegar a determinada cantidad de goles, premio por clasificar a copas internacionales, etc… Aquí, en cambio, siguen castigando a los jugadores a mitad de salario simplemente porque alguien dice que están rindiendo por debajo de lo esperado. Además de ser muy subjetivo, en el contrato no dice que le pagan por jugar bien sino por ser parte del plantel.

Jugar mal no es un pecado, le pasa a la mayoría de los jugadores profesionales del mundo, pero eso no es excusa para quitarle la mitad del salario. En todo caso, su bajo nivel le hará perder el dinero de los incentivos y quizás una venta a futuro. La única manera de descontarle dinero es si comete algún acto de indisciplina (varios jugadores no se cuidan, juegan al fútbol por dinero en canchas polvosas, etc), en cuyo caso está sujeto a una sanción económica. Si no, no hay manera.

Un buen ejemplo es Kaká. El Real Madrid pagó una fortuna por él, y además era el segundo salario más alto de la plantilla a pesar de que jugaba poco y mal. Y lo siguió siendo durante cuatro temporadas, porque así lo establecía el contrato, algo que en otras partes se respeta. A la Lazio le pasó algo similar con Mendieta, aquel jugador del Valencia al que le hizo un contrato fabuloso por cinco años: a pesar de que nunca jugó en su nivel y tuvieron que prestarlo a otros clubes año tras año, jamás dejaron de pagarle lo pautado.

Una manera de evitar las deudas es exigir a la Fesfut una posición más contralora en ese aspecto e incluso que cada club pague una fianza antes de comenzar el torneo, de manera que ante cualquier retraso siempre haya un fondo de dinero para pagarle a los futbolistas. Eso sí, el equipo que reincida en tres ocasiones que cambie de deporte o se dedique al fútbol amateur… Porque si este fútbol aún se sigue llamando profesional no es por la organización que lo rodea sino porque muchos futbolistas viven de esto. O, lo que es peor, intentar vivir.