Cada vez que un jugador salvadoreño se va a jugar al exterior, sobre todo cuando no es fichado por un club de Primera División, me entra la misma duda. ¿Eso es bueno o es malo? A pesar de que los casos se repiten, aún no tengo clara la respuesta.
Si es por dinero o por las instalaciones deportivas, obviamente que casi cualquier destino es mejor que la liga salvadoreña, incluso la Tercera División de México o Estados Unidos, como en los casos de Jairo Henríquez (Linces de Tlaxclala) o Darwin Cerén (Orlando City). Por nivel competitivo, está por verse… Por exposición, pierden, porque casi que desaparecen del radar.
Sí, se entiende que Jairo está en una filial del Pachuca y León y que quizás, algún día, podrá acabar jugando ahí. También es justificable lo de Darwin Cerén. Si bien suena mal decir que el capitán de la Selección Nacional fichó para un equipo de Tercera de Estados Unidos, lo cierto es que Orlando jugará en 2015 en la MLS. Cerén firmó por dos años, y todo hace pensar que tiene el nivel suficiente para ser titular y figura en ese equipo y en esa categoría, lo cual sería una buena manera de ganarse un lugar cuando ya estén en la máxima división y la competencia de nombres ?se habla de Kaká y otros refuerzos- sea mayor.
El caso de Jairo Henríquez es diferente. Se fue a México como la estrella del Sub 20, después de un buen Mundial, y rara vez es titular en su equipo. En los dos últimos juegos, por ejemplo, jugó 13' y 29' respectivamente. Lo cierto es que jugar en el exterior, sobre en divisiones que no sean Primera, hacen que al jugador se le pierda el rastro y acaben en el olvido, incluso para el entrenador de la Selecta.
Otro caso para analizar es el de Jaime Alas, jugador espectacular, con gran proyección, que fue perdiendo fuerza y, supongo, confianza en sí mismo. Necesita jugar, claro. Si el Rosenborg era demasiado, entonces el San José Earthquakes… Pero no, necesitó bajar una grada más, en la Segunda México, para ver si puede tomar impulso otra vez.
La realidad es que en los últimos años ningún jugador pudo consolidarse en el fútbol del exterior por mucho tiempo, y menos en un mismo club. El primero que viene a la mente es Arturo Álvarez, que hace unos días cumplió un año en el Videoton y venía de otro completo en Pacos Ferreira. ¿Quién más? Rafa Burgos lo intenta, pero su participación en el Gyori ?campeón húngaro- se reduce a partidos de Copa y Copa de Liga. No sería de extrañar que en julio cambie de aires.
¿Quién más? Los que han ido a la MLS han regresado pronto, cerrando una puerta que debería ser ?por cuestiones demográficas- la más abierta de todas. Léster Blanco estuvo un año en Honduras (Marathon y Real España), Isidro Gutiérrez (Motagua) seis meses… El Pibe Bautista (Mictlán) medio año en Guatemala. Las experiencias de Christian Castillo en Tailandia y Ulloa en Letonia fueron fugaces y olvidables. Lo de Fito Zelaya en Rusia tuvo sus vaivenes, con buenas demostraciones, un poco de falta de profesionalismo y una alta dosis de mala suerte. Aún no sabemos cuánto aguantará Odir Flores en Iraq, donde ya anotó dos goles. Steve Purdy y Marvin Iraheta, ambos fuera de Chivas USA, aún no tienen equipo. El de mejor proyección es Kevin Santamaría, que arrancó con buen pie y goles en el Suchitepéquez chapín.
Quizás el que parecía despegar era Víctor Turcios en Finlandia. Asentado, titular, ganador del ascenso en el primer año y de la Copa de Finlandia en el segundo, pero inexplicablemente regresó a El Salvador donde además pesa sobre él un castigo. De haberse quedado en Europa, ni siquiera hubiera tenido que pagar lo que queda de la sanción impuesta por la Fesfut (la única no avalada por la FIFA).
Escandinavia parece una buena puerta de entrada a Europa, lo es para daneses, suecos y noruegos y también para algunos centroamericanos como Bryan Oviedo (del Copenhague saltó al Everton inglés). En su momento, y por diversas razones, no la supieron aprovechar el Ruso Flores (Viborg, hoy en Primera) o Léster Blanco (Kil), y aún hoy lo intentan Dustin Corea (Skive) y Maikon Orellana (a prueba en el Jonkoping Sodra).
Por otro lado, hay que seguir atento el crecimiento de Richard Menjívar (San Antonio Scorpions, Segunda de EEUU), Olivier Ayala (inferiores del León, con dos partidos en la Copa MX), Gabriel Núñez (inferiores del Querétaro) y Marvin Baumgartner (inferiores del Zurich).
A juzgar por varias de las experiencias pasadas, irse a jugar al exterior a torneos de ascenso no garantiza continuidad, algo que todo jugador necesita para desarrollarse. Todos estos jugadores son la base de la próxima Selección Nacional y necesitan jugar contra adversarios fuertes, lo más competitivos posibles, pensando en las próximas Eliminatorias.
También se dice que son jóvenes y que tienen mucho tiempo por delante. Eso cierto, pero la juventud es relativa. Darwin Cerén tiene 24 años, y tendrá 25 cuando debute en la MLS. A esa edad, tiene mucho por delante y seguramente le sacará provecho a la experiencia, pero para el mercado internacional ya es complicado que sea considerado. En general, ya es difícil a dicha edad, sobre todo cuando en Europa vemos jugadores titulares con 20 (Jesé, Pogba), 21 (Gotze), 22 (Neymar, Thiago) o 23 años (Hazard, Balotelli), por poner ejemplos de los grandes clubes.
Pero entonces vuelve a surgir la duda. ¿Es mejor jugar en la liga salvadoreña en la Segunda o Tercera de otro lado? ¿Cuál es mejor plataforma para dar el gran salto? A decir verdad, para el futbolista salvadoreño debería ser la Selección Nacional, la auténtica vitrina, sobre todo en torneos internacionales o en Eliminatorias. Y a la Selecta se llega jugando, con continuidad en cuanto a minutos y con regularidad en cuanto a nivel. Si es un lugar donde pagan bien (o simplemente pagan, lo cual no es poco) y además hay una infraestructura envidiable, mucho mejor…