Fácil es sacar conclusiones después de un evento. Difícil es arriesgarse, exponerse y verle lo positivo a malas experiencias, a derrotas que más que fracasos se pueden convertir en lecciones de las que se pueden sacar muchos réditos.
Tras la participación de la Selecta playera en la Copa América en Brasil, de la que se trajo tres derrotas y cero victorias, no han faltado las críticas amargas, aquellos que los tildan de “agrandados”, de que “se les acabó el humo”; otros le han echado las culpas a la Federación. Criticar por criticar. Se olvidan esos que la selección se fue a Brasil con algo más de un mes de preparación, no por orden federativo, sino que era el plan del conjunto nacional. Se olvidan que para ese torneo no fueron figuras de peso en la Azul playera. Y se olvidan, y esto es lo más grave, que lo que le pedimos insistentemente a la Fesfut es fogueos y más fogueos. Y cuando no se los dan, vuelven las críticas. De lo que no somos capaces es de verle el provecho a esta Copa América. Ahora Rudis Gallo tiene otras opciones; ahora la Azul playera da visos de renovación; ahora la Azul playera sigue representando dignamente al país, esté quien esté.
Es mejor perder en estos torneos porque eso marca el camino; lamentable sería caer en Premundiales y no asistir a una Copa Mundial más.