Y sí, seguramente no hay figuras de gran relieve ni candidatos al Balón de Oro, pero si algo está teniendo este torneo Apertura salvadoreño es que es de todo menos previsible. Eso es bueno, sobre todo porque la mayoría admiramos un fútbol como el español ?bien jugado, es cierto; con estrellas desequilibrantes, también es cierto- en donde de antemano se puede saber que el Barcelona o el Real Madrid (ahora sumamos al Atlético) indefectiblemente masacrará a su rival. Es decir, en la comparación la calidad la reemplazamos por la emoción.
Pues aquí no. La última fecha de la fase regular es un ejemplo más de lo que ha sido todo el torneo, un campeonato loco que ha estado marcado por la salida de los jugadores suspendidos por los amaños y por permanentes cambios en las plantillas, con incorporaciones y salidas durante todo el curso.
Imposible, cuando empezó el torneo, pensar en que el equipo sensación iba a ser el Atlético Marte, uno de los de menor presupuesto y con tres bajas importantísimas como Parada, Baires y Larios. Imposible imaginar que en el sótano acabaría Firpo, el campeón, y con una nefasta racha de 7 partidos perdidos en forma consecutiva.
Imposible pensar que Marte llegaría a 17 partidos invicto, y lo perdería precisamente en la última fecha. Y es más, que algunos de ese equipo lo celebrarían como una victoria porque ?a partir de ahora ya no tendrán la presión del invicto?. Imposible pensar que Águila, que hizo un gran esfuerzo por tener una dupla Jonathan Águila-César Larios, haya pasado seis partidos seguidos sin conseguir goles y siete sin ganar.
Increíble pensar que Alianza -en crisis eterna en los últimos dos meses, y con siete partidos sin poder ganar, con cambio de técnico, jugadores excluidos y con sus dos porteros suspendidos-, todavía pueda ser campeón. Increíble pensar que Juventud Independiente, que sufrió un gran bajón al promediar la primera vuelta y que perdió a su estrella Darwin Cerén por una excursión a Turquía, haya acabado segundo y con un paso arrollador.
Increíble también que FAS ?irregular a lo largo de todo el torneo- deje ir en el último juego el segundo puesto que le otorga la ventaja deportiva en semifinales: lo mismo le ocurrió a Alianza y en torneo anterior y el empate global ante Firpo en la semi lo dejó afuera. E increíble, también, lo de Metapán, que ante una de las peores versiones del Águila no pudo ganar y asegurarse su lugar. Curioso, también, que un gol del Águila haya sido celebrado así por la afición alba.
Tan ilógico ha sido este torneo que no sería de extrañar que el campeón acabe siendo el equipo que entre por la ventana: el ganador del partido desempate del miércoles entre Metapán y Alianza. Un torneo de locos no puede tener un campeón normal.