Son una decena pero parecen cientos. Se hacen notar entre las 4,000 personas que asistieron al estadio. Vestidos de azul de pies a cabeza, descansan casi menos que los jugadores. El aliento y el grito para el apoyo no para durante la hora que juega la Selecta en la arena. Ni antes, ni después.
Vinieron la mayoría al ganar un concurso organizado por un almacén. Alvaro Bonilla es uno de ellos: “Para mí es un orgullo estar con estos muchachos aquí, darles el apoyo presente en Tahití. Es escalofriante estar acá, hasta que no estás en el aeropuerto no lo crees?. Se le escapa la emoción en cada palabra.
Patricia Barrios cuenta que para ellos “es increíble estar en las playas y poder estar cerca de la Playera en un Mundial. Es una experiencia única estar en el estadio, ver a la selecta, cantar el himno, ver las banderas… no pensé que lo viviría”. Su felicidad era palpable.
Claro, hacer semejante viaje, no se limita sólo al Mundial. Este sábado recorrieron la isla de Tahití en ruta turística y el viernes estuvieron en Morea, otra de las paradisíacas islas de la Polinesia Francesa, a media hora en barco desde Papeete. Para recordar siempre.