Este enviado y Christian Karembeu tienen algo en común. Cuidado, a no confundirse. Obvio que sería imposible pensar en el fútbol, con la diferencia estratosférica existente en una gloria del deporte, con un amateur bastante “maleta”. En el aeropuerto internacional de Faa’a, ambos se quedaron sin maletas y eso fue lo único que los emparentó por un par de horas. Y casi en la medianoche, fueron los últimos en abandonar la cinta de equipaje, con una mueca de decepción y desconcierto.
La sonrisa la devolvieron la hospitalidad de los tahitianos y la magnífica costumbre de recibir a cada visitante con el afamado “Tiare Tahití”, ese collar de flores que alegra la vista, endulza el afecto y también, perfuma todo el día la habitación del hostal.
El tiempo sirvió para hablar, y aprender, de fútbol. Del evento del fútbol playa, al que llega como invitado de honor. A la hora de elegir candidatos Karembeu no se anduvo con vueltas. Y además de los conocidos como Brasil y Rusia, también eligió al local “por la forma en que se preparó, fue impresionante”. Eso sí, pidió no descuidarse de El Salvador. “Todos saben que tiene un gran equipo en esta disciplina, ya no es sorpresa su rendimiento”, dijo el ex seleccionado de Francia y ex Real Madrid.
Un par de tenis, un jean y una camiseta de El Salvador. Esa será la única vestimenta por estas horas. Hasta que llegue la maleta o haya que ir a las tiendas por las tradicionales camisas floreadas de la polinesia. Al menos, queda la Azul de consuelo…. Y compartir dos horas, con un crack del fútbol.