El sistema actual no funciona. Por casi 15 años nuestro fútbol ha sido dirigido por Comités Ejecutivos tipo “Frankenstein”, que se forman por personas que llegan de distintos sectores del fútbol (mundos tan distintos como la Primera y las Adfas), quienes llegan con su propia agenda bajo el brazo, tienen visiones distintas y, por supuesto, objetivos diferentes. Al sentarse estas siete personas en la oficina del tercer piso de la Federación, a dirigir y ordenar este fútbol, lo hacen sin armonía, sin objetivo común, sin un plan. Eso no sirve.
Hay que cambiar. Y no es tan complicado. Se acaba de desperdiciar la última Asamblea General del Fútbol del sábado anterior (solo llegaron 28 de los 46 delegados…). La próxima podría elegir una nueva forma de conformar al Comité Ejecutivo. Y esa forma debería ser por propuesta, por cómo distintos equipos de trabajo ofrecen levantar este fútbol del triste lugar donde está hoy. Y que los elegidos empiecen en junio de 2014.
Hay problemas clave: Falta de categorías menores, escenarios en mal estado, limpieza por “caso amaños”, no hay verdaderos clubes. Entonces, simple: Que los delegados de la Asamblea voten por el equipo de trabajo que presente las mejores propuestas para superar estos obstáculos. Y que ese equipo, con miembros trabajando juntos hacia un fin común, lo ejecuten. ¿Por qué no? Ya probamos la fórmula anterior mucho tiempo. Y no sirve.