Y comenzaremos de nuevo desde cero, por más que nos quieran vender la idea de que el próximo técnico de la Selección se hará cargo de un proceso. Eso, proceso, es casi una mala palabra en el fútbol nacional, o una utopía para la afición y el fútbol.
¿Cuántas veces, estimado lector, ha oído casi gritar a los cuatro vientos a los dirigentes cuando presentan técnicos ?nuevos?? Lo de las comillas es adrede porque eso de ?nuevos? es un eufemismo.
Lo vienen haciendo desde tiempos inmemoriales y el dichoso proceso queda cortado a los pocos meses, o cuando al dirigente se le ronca la gana y ?quita? al técnico porque ?no era lo que quería?. ¿Y el proceso? Muy bien, muchas gracias.
Lo hicieron cuando llevaron a Rubén Israel, lo volvieron a hacer con Agustín Castillo y ahora lo harán con el interino (por seis meses) y lo reiterarán con el que venga, sea quien sea. Y así, hasta que tengamos las eliminatorias a Rusia 2018, Qatar 2022, etc. Y mientras la Selecta seguirá sumando procesos, mientras los vecinos harán lo mismo, pero con participaciones mundialistas.
Dicen que cada país tiene los dirigentes que se merece. Quizás sea cierto, porque esto de los dichosos ?procesos? no sólo es exclusivo de la Fesfut, sino de los equipos de Primera, Segunda, etc. Veamos, Ramiro Cepeda y Milos Miljanic con Alianza, ahora Alejandro Curbelo, hasta que lo castiguen las derrotas. William Renderos Iraheta en Santa Tecla, Jaime de la Pava en FAS, Edgar Henríquez en Firpo, y así un largo etcétera y una camándula de ?procesos? cortados porque no se gana.
Sin embargo, aparece un resquicio esperanzador con los casos de Juventud Independiente y Metapán, en Primera, Sonsonate, en Segunda, y otro que se escapa a la memoria; quizás son asomos de querer hacer las cosas como se debe, de dirigir el fútbol con la cabeza.