Viajar al centro de Papeete es toda una experiencia. En el mercado municipal, la música típica se apodera del ambiente y endulza los oídos. El tradicional ukelele, un instrumento musical muy parecido a una pequeña guitarra y que tiene solo cuatro cuerdas, invade todo. Y armoniza las ventas de flores y canastas artesanales, que lideran el ranking de los puestos. Hay decenas de cada uno de esos rubros. También sorprende la higiene y el orden con el que se venden las frutas y las verduras. Hasta parecen artificiales. Pero no, son papayas, mangos y bananos de primer nivel.
Las callecitas internas del centro de Papeete poco tienen que ver con los portentosos barcos que se ven en el mar, a menos de 200 metros de allí. Aquí todo parece ser sencillez, aunque sea la capital de la Polinesia Francesa. Y buena vibra. Si algo caracteriza a los haitianos es que parecen disfrutar de la vida, con tranquilidad, hospitalidad y con una imborrable sonrisa, que no pierden casi nunca.
Y en el medio de todo, un Mundial de Fútbol playa. Los “Tiki Toa” están en todos lados. Así se apoda a la Selección local de Tahití, que por estas horas es la sensación de la ciudad. Todas las tiendas, todos los negocios, casi que todas las casas, tienen su afiche de la Copa del mundo y del equipo nacional de esta isla. Veremos que pasa en el futuro, aunque todo dependerá, una vez más, de los resultados.
Hay alegría por aquí y ganas de disfrutar la vida. El ritmo es contagioso y no son pocas las haitianas que, con su vestido típico y sus coronas de flores, se ponen a bailar en el medio de la calle… al ritmo del ukele.