Dentro de la cueva, el tigre fue rey de las gradas. Respuesta correcta y acertada, por parte de la afición santaneca anoche, que dejó el Óscar Quiteño en un noventa por ciento de su capacidad. Y con ellos, esa fidelidad de la Turba Roja que no paró de alentar a FAS, dentro y fuera del estadio.
Como era esperado, los tigrillos contaron con el apoyo de su gente, en la búsqueda del boleto finalista. Las pancartas de incondicionalidad, más el siempre homenaje especial para Williams Reyes, hicieron de la noche un suspiro de orgullo y felicidad.
Los saltos, los globos, las mantas, las banderas, el entusiasmo motivaron al equipo. Y la presencia de seguidores se siguió sumando aún en los primeros minutos del juego. Sin embargo, los hinchas tuvieron que ser acomodados al espacio del sector general que se asigna a la visita.
En minoría, pero sin dejar de poner un granito de arena, llegaron los de Opico, en la búsqueda de prolongar la historia.
Pólvora afuera del estadio, la de color rojo la más aplaudida, puso el color en el cielo, a una noche de la que FAS con su gente fue el más ganador. Con la misma intensidad y propuesta que en el partido de ida, pero en casa intenso y, sin duda, como debía ser.