El dedo de Will en la llaga del fútbol

[OPINI??N] Pirotécnico. Así podría describirse a Will Salgado, el alcalde de San Miguel y ex propietario del ??guila. Es, sin duda, de los que tiran la piedra pero no esconden la mano

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El dedo de Will en la llaga del fútbol

Por Claudio Martínez / @martinezchino

2013-09-02 5:09:08

Pirotécnico. Así podría describirse a Will Salgado, el alcalde de San Miguel y ex propietario del Águila. Es, sin duda, de los que tiran la piedra pero no esconden la mano. Sus palabras, como siempre, no tienen matices ni medias tintas: son picantes, directas, explosivas… Salgado salió a hablar del caso de los amaños ?o simplemente respondió cuando le preguntaron- y tiró con todo. Habló de jugadores ludópatas, de gastos y estilos de vida no acordes con sus salarios de futbolistas…Y hasta denunció que una de las causas por las que algunos jugadores están en los amaños es para conseguir dinero y así costear su adicción a la cocaína. Es más, dijo que hay no menos de cuatro jugadores adictos a las drogas en cada equipo.

Más allá de la crudeza de las palabras del alcalde, su denuncia no es un hecho menor. Al margen de si son cuatro como dice Will, uno o ninguno por equipo los adictos a la cocaína, lo concreto es que nadie se atrevería a desmentirlo o a aseverarlo. ¿Por qué? Porque aquí se hace ningún tipo de control antidoping. Se sabe que la mayoría de las drogas recreativas como la marihuana y la cocaína no producen una mejora en el futbolista, pero aún así están en la lista de sustancias prohibidas por la FIFA. Pero sin control, nadie las detecta. Hay vía libre.

En la liga salvadoreña jamás se han hecho controles de doping, con lo cual podrían jugar sin problemas de ser detectados todo tipo de dopados. Aquellos como Lance Armstrong o Ben Johnson, ayudados con sustancias y tratamientos que los hacían más resistentes o más veloces, y también el Diego Maradona de sus años oscuros, cuando la cocaína era su mejor compañera. Aquí jamás habrían sido castigados. Aquí habría podido jugar Bob Marley ?se decía que era un gran futbolista- tras una de sus grandes noches de juerga y nadie lo hubiese inhabilitado.

El escándalo de los cinco jugadores mexicanos a los que le encontraron clembuterol previo a la Copa Oro 2011 jamás habría pasado aquí. Es cierto que México manejó mal el tema, pero también es bueno recordar que dicho control se realizó por pedido de la propia Femexfut, cuando nadie la obligaba, ya que al menos en esa edición y en las anteriores no había control antidoping por parte de la Concacaf. Claro, si buscan pueden que encuentren. Si no buscan, como en El Salvador, jamás encontrarán.

En la mayoría de los países de la región hay controles antidoping en las ligas. En algunos, como en México, se hace religiosamente en cada partido. En otras, como en Honduras, se escogen partidos al azar en cada fecha. Esto último no es lo ideal, pero al menos es algo: un jugador que consume sustancias prohibidas sabe que corre riesgo de ser detectado tarde o temprano, sobre todo aquellos productos que dejan rastro durante un largo tiempo.

A la liga salvadoreña, por una cuestión de costos, jamás le interesó implementar el tema. Sabe que puede convivir con la sospecha y no pasa nada. Pero atención cuando esos jugadores son llamados a la Selección Nacional, porque allí es incumbencia de todos. Es cierto que a la Concacaf tampoco le simpatiza hacer ese tipo de controles, no lo hace en su liga de Campeones y tampoco en la Copa de Oro (al menos hasta la edición 2011), pero el riesgo de un escándalo de dopaje es altísimo, sobre todo en Eliminatorias, donde sí es obligatorio entregar una muestra de orina (dos jugadores al azar) tras los juegos. También es importante para todo aquel que tenga que irse a jugar al exterior y deba someterse a los controles en su futura liga. Imagínense si en el momento de pasar la revisión médica en el club del exterior sale algo raro en la orina y la sangre… La transferencia se frustra. Nadie saldrá a decir el verdadero motivo, eso sí.

Sé que algunos médicos de la Selecta han hecho, hace tiempo, algún tipo de control interno “para evitar sorpresas desagradables”, pero los resultados finales nunca son revelados públicamente. A veces, cuando un jugador sospechosamente deja de ser llamado por un tiempo o “misteriosamente” aparece como lesionado, es imposible no pensar mal.

Para ser serio, al fútbol salvadoreño le hacen falta muchas cosas. Una de ellas es el control antidoping obligatorio. En definitiva, también es una forma de que el fútbol sea algo más transparente y justo. Eso sí, se corre el riesgo de manchar la reputación internacional de El Salvador en ese aspecto, uno de los pocos países en el mundo donde jamás un futbolista dio positivo. Claro, Will Salgado piensa diferente.