Tahiti y más allá

[OPINI??N] Una de las metas que se puso la Selecta de Fútbol Playa era mejorar el cuarto puesto de Ravena 2011. No se logró. Sin embargo, nadie en su sano juicio debería sentirse defraudado por la actuación de El Salvador en Tahiti 2013

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Tahiti y más allá

Por Claudio Martínez / @martinezchino

2013-09-30 2:06:40

Una de las metas que se puso la Selecta de Fútbol Playa era mejorar el cuarto puesto de Ravena 2011. No se logró. Sin embargo, nadie en su sano juicio debería sentirse defraudado por la actuación de El Salvador en Tahiti 2013. Quedar entre los 8 mejores puede parecer un retroceso si se lo compara con el anterior. Pero también hay otra lectura del resultado: esto confirma al equipo de Rudis Gallo como una selección de elite, que está para darle batalla a cualquiera de las potencias mundiales y plantarle cara. Eso es algo que, al menos a nivel de deportes de conjunto, solo en esta especialidad ocurre con El Salvador.

La Selecta de Playa a veces gana y otras le toca perder, pero las diferencias han sido ínfimas. Claro, luego dependerá de los cruces y de las circunstancias para llegar más o menos lejos de lo presupuestado en un Mundial, pero el equipo ha demostrado ser muy competitivo. Todos lo han reconocido. Haber quedado entre los mejores ocho ?sexto puesto suena aún mejor- confirma el nivel de estos nobles muchachos y la conexión afectiva que existe entre ellos y la gente, sin embargo su futuro inmediato y a mediano plazo no cambiará sustancialmente.

Ya de regreso en El Salvador, les tocará volver a sus tareas diarias: trabajar, pescar, etc.. Y hubiera sido igual de haber sido cuartos, terceros o campeones del mundo. ¿Por qué? Porque esto es fútbol playa, una actividad en donde ser estrella o figura en un Mundial no lo convierte en millonario ni mucho menos. Puede aumentar la idolatría, pero no la caja de ahorros. Con suerte, uno o dos de ellos podría irse a jugar a Europa, pero tampoco es tan fácil ni hay tantos mercados como en el fútbol tradicional.

Ser figura en un torneo importante o en un Mundial, como indudablemente lo ha sido Tin Ruiz en Tahiti, equivaldría a millones de dólares si se tratase de otro deporte -fútbol tradicional, tenis, golf, baloncesto, etc-, ya sea en concepto de fichaje, premio o patrocinio. Pero no en fútbol playa. Lo mismo ocurre con el fútbol sala, disciplina que la mayoría desconoce simplemente porque la Selecta no tiene un equipo competitivo.

No es un problema de El Salvador, es un problema de la especialidad. Salvo algunos rusos, varios brasileños e italianos (no estuvieron en este Mundial), el resto de los jugadores de fútbol playa son amateurs y lo seguirán siendo. Lo contaba Nico, jugador español hace unos días: “Nosotros no vivimos de esto, todos tenemos otra actividad. Yo trabajo en una compañía de seguros y en los momentos que hay selección voy a entrenar al mediodía”. Y eso que España es campeón de Europa y subcampeón del mundo.

En el caso de El Salvador, excepto la mensualidad del Estado y alguna contribución de los patrocinadores, los futbolistas de playa no tienen otro ingreso más que el de sus trabajos. De hecho, participar en Tahiti 2013 no le representa a la Fesfut un gran ingreso económico. Negocio es clasificar a un Mundial de Fútbol tradicional, donde hay asegurado un mínimo de 9 millones de dólares. Pero salvo los Mundiales mayores, el resto de las competiciones que organiza la FIFA son deficitarias. Claro, Mundiales como los de Alemania 2006, Sudáfrica 2010 o Brasil 2014 generan tanto dinero que alcanza para subvencionar el resto y también la vida lujosa de quien representa al ente regidor del fútbol mundial en las diferentes partes del planeta.

Pero bueno, el dinero a veces es lo de menos. Otro interrogante es qué pasará con esta selección en los próximos dos años. Aún con el mejor esfuerzo y con una buena planificación estarán condenados a la inactividad, al menos durante varios períodos del año. ¿Por qué? Porque a diferencia de cuando acaba un Mundial tradicional, donde todos los jugadores regresan con sus clubes a la competición interna o continental, aquí vuelven a la nada, deportivamente hablando. Al no haber liga local ?en realidad la hay una especie de liga pero los seleccionados no participan de ella-, ellos se quedan inactivos.

Insisto, esta realidad no es solo la de El Salvador, es parecida en casi todos los países. La diferencia, en todo caso, es que en todos esos lados el fútbol playa es mirado como algo menor y aquí ha cobrado mucha importancia hasta convertirse en la esperanza nacional. A eso se le puede sacar provecho. No en vano, la Selecta llegó a Tahiti como el equipo con más tiempo de preparación.

La invitación a algunos torneos amistosos en el futuro (se habla de Sudamérica), más los ya clásicos enfrentamientos internacionales (podría venir Brasil) en las playas en las vacaciones de Semana Santa y Agosto ayudan a construir una agenda, pero no alcanzan para tener a una selección trabajando en forma permanente durante todo el año. Sobre finales de 2014 están los Juegos Bolivarianos de Playa, en Santiago de Chile. Se supone que en el comienzo de 2015 está en el Premundial y luego, en septiembre de ese mismo año, el Mundial en Vila Nova de Gaia, Portugal. Por supuesto que organizar un Premundial también ayudaría.

Si es un placer ver jugar a ídolos como Tin Ruiz o a Frank Velásquez, ¿por qué tienen que pasar cuatro o cinco meses sin que sepamos nada de ellos? Hay muchas preguntas flotando… ¿Tendría éxito de público una liga de fútbol playa en un país donde apenas un promedio de 8,000 personas asisten a ver fútbol de Primera División los fines de semana? ¿Y si cada uno de los clubes de Primera tuviera su versión de playa con un seleccionado mundialista por equipo? Es decir, Tin jugando para el Firpo playero, Frank con el FAS playero… Ideas. Algunas quizás descabelladas. Pero algo hay que hacer. El diamante está, pero se puede pulir aún más.