Con tres goles en los últimos tres minutos y medio, Rusia se sacó de encima a una valiente Tahití por 5-3 y se clasificó para disputar la segunda final consecutiva de una Copa Mundial de Beach Soccer de la FIFA. Allí enfrentará a España, verdugo de Brasil. El partido, que abrió la jornada de semifinales, se disputó el viernes 27 de septiembre.
A pesar de las ausencias por suspensión de los importantes Heimanu Taiarui y Raimana Li Fung Kuee, el dueño de casa no varió su estilo de balón por el aire y ataque constante. Los europeos tampoco modificaron su mecanizada manera de jugar, aunque sacaron ventaja por un tiro libre del implacable Dmitrii Shishin.
El segundo período ganó en intensidad rápidamente, puesto que Patrick Tepa coronó con un zurdazo la jugada de salida a los 2 segundos. En la paridad, fue otra vez Shishin quien hizo la diferencia en un contraataque. Pero Tahití demostró estar preparada mentalmente para el desafío, y volvió a empatar al forzar un gol en contra de Alexey Makarov.
Ni la expulsión de Tepa, por doble amarilla, pareció quebrar el espíritu del anfitrión, que sobrevivió a la suspensión de dos minutos e incluso tomó la delantera en el tercer período, cuando Naea Bennet cabeceó al gol un envío largo de su aquero.
Tahití aguantó con coraje, y hasta podría haber aumentado la ventaja de no ser por Andrey Bukhlitskiy, quién le tapó con la cara el remate a Raimoana Bennett. Pero cuando la afición local empezaba a soñar con la hazaña, Rusia hizo valer su tremendo poderío individual y definió el pleito con una ráfaga feroz, asegurándose así un lugar en el partido decisivo.