México, de la duda a la fiesta en el repechaje

La afición mexicana vivió una mutación en el Azteca, con la goleada a los kiwis

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Estos aficionados mexicanos confiaron en su selección y al final se fueron contentos del estadio Azteca. Foto EDH

Por Carlos Vides | Twitter: @celvides [ENVIADO ESPECIAL A M??XICO]

2013-11-14 1:03:19

“Es que ya no se puede confiar en estos ‘güeyes’, manito”. “Ojalá que ni vayan al Mundial, solo a dar pena irán”. “Ese experimento del América disfrazado de Selección no me parece”. Esas frases sobrevolaban el Azteca este miércoles, antes del partido de ida de la repesca entre el “Tri” y Nueva Zelanda. La humillación de no haber logrado el boleto directo a Brasil 2014, la cambiadera de técnicos (Chepo De la Torre, Luis Fernando Tena y Vucetich, K.O. en la ruta), más la pena de solo haber ganado un partido en el hexagonal en el Coloso de Santa Úrsula, a Panamá, había cubierto con un manto de pesimismo al equipo ahora dirigido por “Piojo” Herrera. 

Pero, aun así, el Azteca se llenó. Los fieles más fieles no fallaron, y el escenario deportivo estuvo a un 93% de su capacidad. No fue fácil llegar, porque esas casi 100 mil personas tuvieron que luchar con el tráfico y mares de gentes, como en el metro desde la estación Hidalgo a la Tasqueña, y desde ahí por tren ligero hacia el Azteca. En el camino, seguían las dudas: “Y todo esto para ir a verlos perder, antes al menos iba uno con la garantía de que íbamos a ganar”, decía un aficionado. “Pueblo, pan y circo… pero aquí vamos”, respondía otro. “Y pensar que ahorita están aprobando la reforma energética… Y nosotros, aquí, rumbo al estadio (risas)”, analizaba uno más.

A 15 minutos para iniciar el partido, ya en el Azteca y en medio de la fiesta, el optimismo mexicano había vuelto a aparecer. “Vamos a ganar 3-1. El equipo que va a jugar contra Nueva Zelanda no es la Selección, sino el equipo local, el América, que viene muy motivado. Los goles serán de Raúl Jiménez, Rafa Márquez y Paul Aguilar”, decía Mauricio Moreno, 32 años, administrador de empresas.

Durante el acto de protocolo, y a lo largo del partido, la afición mexicana se dedicó a hacer la guerra psicológica contra los oceánicos: Silbidos al sonar el himno del rival, insultos de “uuuullleeerrroooss”, con “c” al inicio, hacia los poco más de 25 neocelandeses en la rampa cinco de la localidad general; y el lamentablemente clásico “utooo”, con “p” al inicio, cuando despejaba el arquero visitante.

El optimismo se fue apagando a medida pasaban los minutos, porque las dos líneas de cuatro de los kiwis minaban los intentos de Jiménez, Oribe Peralta, “Gullit” Peña y compañía. Y al 30?, ya la paciencia comenzaba a terminarse con el 0-0, e inciaban brotes de reclamos hacia los de verde.

Para suerte de México, Paul Aguilar retomó un rebote, en una infantil cobertura defensiva de los oceánicos, al 32?, y ese 1-0 fue una válvula de escape para los aztecas, que desde ahí controlaron sin problemas el partido ante unos kiwis que no podían dar tres pases seguidos, anímican y futbolísticamente disminuidos. No fue raro que vinieran cuatro goles más para el local, cortesía de Raúl Jiménez (40?), Oribe Peralta (48? y 80?) y Rafa Márquez (84?).

Hubo lluvia de cerveza, vasos lanzados al aire, papitas con el mismo destino y más desmanes en las gradas con cada uno de los cuatro goles siguientes, y ni el 5-1 de Chris James, al 85?, frenó que cantaran “Cielito Lindo” en tres ocasiones, y que se escuchara el cántico de “nos vamos al Mundial, nos vamos al Mundial”. No pensaban así antes del juego…