¿Sirven los partidos en la altura?

[OPINI??N] Cada vez que El Salvador ha jugado en ese contexto natural, ha sido goleado y poco se ha podido analizar de su juego

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Acción del tenis de mesa. Foto: EDH

Por Gustavo Flores/ Twitter: @Gusflores21

2013-03-23 2:10:11

Los amistosos en la altura se han transformado para El Salvador en duros cachetazos. Dolorosos, pero reales. Repasemos: 1-5 ante Bolivia en La Paz en 2006; 1-5 ante Ecuador en Quito en 2007. Ambos partidos con Carlos De los Cobos como conductor cuscatleco. El pasado jueves, el 0-5 otra vez ante Ecuador en su capital, ahora bajo la conducción de la Chochera Castillo.

Los 3,650 metros sobre el nivel del mar de La Paz y los 2,800 de Quito hacen mella en cualquier equipo. Y El Salvador no tiene por qué ser la excepción. Allí cayeron, y en ocasiones por goleada, Brasil, Argentina y Uruguay, por mencionar a los más poderosos de Sudamérica.

Donde sí es excepción El Salvador es en aceptar jugar partidos amistosos en esos inhóspitos escenarios naturales. Muy pocas selecciones van a jugar partidos no oficiales allí. Claro, todas están expuestas a recibir lo que recibió la Azul. También es cierto que la Selecta no está en condiciones de negociar cuando aparece un rival de esta jerarquía. Si no se jugaba contra Ecuador, se perdía la fecha FIFA, como se perdió la del martes.

La Chochera dijo ayer que hay que jugar en Sudamérica para aprender y no siempre en Estados Unidos “ante rivales como Belice”. Tiene razón. Pero en el llano. En la altura, a la exigencia del rival, casi siempre fuerte, se le suma el insoslayable problema físico que tantos inconvenientes da a jugadores nada acostumbrados a este tipo de ambientes.

Las diferencias entre equipo y preparación entre rivales fueron publicadas en EDH. Apenas una práctica con el equipo completo, el equipo se terminó de conocer en el aeropuerto. Además, el equipo local y su campeonato fue adecuado a la fecha FIFA, algo que no sucedió en El Salvador. El detalle es que estas diferencias no salieron publicadas esta semana sino en la edición del 17 de noviembre del 2006, tras enfrentar a Bolivia. Se tropieza una, dos y hasta tres veces con la misma piedra.

Si en todas las presentaciones en la altura el golpe es duro; si los jugadores, (como ellos mismos lo señalaron), se ahogan a los 20 minutos de juego; si todas las conclusiones que se saquen de estos partidos tendrán el atenuante de los múltiples metros sobre el nivel del mar; si nadie quiere jugar amistosos allí, cabe la pregunta. Y reflexionar de aquí al futuro: ¿Vale la pena jugar amistosos en la altura?