La plata más dulce

La Selecta Playera cayó con la frente en alto ante EE.UU. en la final de Concacaf. El boleto a Tahití 2013 ya estaba asegurado para los guerreros playeros. Agustín Ruiz obtuvo el Premio al Jugador Más Valioso de la competición

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¿Qué pasó con... Elmer Acevedo?

Por Carlos Vides/Twitter: @celvides [ENVIADO ESPECIAL A NASSAU, BAHAMAS]

2013-05-13 4:23:40

Como guerreros. Los seleccionados de fútbol playa, después de jugar tres partidos en dos días, vendieron carísima la derrota ayer ante Estados Unidos, en la final del Premundial de Concacaf, en Nassau, Bahamas, y pusieron a sudar a los norteamericanos en un partidazo, de tú a tú, que terminó 3-3 después de los tres periodos regulares y que se definió con un tanto en el tiempo extra del goleador del campeonato, el estadounidense Nicolás Perera, un gol doloroso porque llegó cuando faltaban apenas 25 segundos para el final. 

Nunca sabremos si la historia hubiera sido distinta si El Salvador se hubiera enfrentado más fresco a esta final, porque si bien ayer los muchachos dieron todo, ciertamente no estaban al cien por ciento físicamente, después de sendas batallas ante Costa Rica y Jamaica (el viernes) y la cerradísima semifinal del sábado, ante México. 
 
A pesar del sacrificio físico y mental que habían pasado, los seleccionados salvadoreños salieron a darlo todo y se pusieron en ventaja en el primer periodo, con la anotación de Elmer Robles, quien le pegó desde la media y la bola rebotó para superar la estirada del arquero Toth. 
 
Estados Unidos demostró que no es casualidad que haya vuelto a una Copa del Mundo (no lo hacía desde 2007), ni que hubiera eliminado a Costa Rica por suerte. Tuvo temperamento, orden y pegó en los momentos justos, como cuando empató Lewie Valentine, con un disparo por derecha que sorprendió la cobertura salvadoreña. 
 
Después, en otro fogonazo de media distancia, Ryan Futagaki hizo daño y colocó a los norteamericanos en ventaja de 2-1; la misma fue nulificada cuando casi terminaba ese prime periodo, gracias a una jugada de gran calidad técnica individual del “Tin” Ruiz.
 
En el segundo periodo llegó uno de los goles más vistosos del torneo, un cabezazo “de palomita” de Futagaki. Pero no le duró mucho la ventaja a los estadounidenses,  porque empató Wilber Zabala, al marcar con un largo disparo de tiro libre, que rebotó en la arena y sorprendió al guardameta Toth. Por cierto, fue uno de los pocos goles anotados así por la Azul Playera, un apartado en el que debe mejorar. 
 
Con el 3-3 en el marcador, ambas selecciones salieron a darlo todo en el último periodo. Parecía el momento para Frank Velásquez, y el capitán salvadoreño reaccionó marcando un golazo, el octavo en su cuenta personal en este torneo, después de gambetear, abrirse espacio y prender un fogonazo imparable.
 
Quedaban nueve minutos en el reloj y los salvadoreños comenzaron a hacer su juego, bajándole el ritmo al partido; pero apareció Nicolas Perera para salvar a los del Tío Sam, al ganar un balón en la media, avanzar, y sacar un bombazo, imposible para Herbert Ramos. 
 
Tuvieron que irse al tiempo extra, y ahí la fortuna, esa que tanto había estado a favor de los cuscatlecos, les jugó en contra. 
 
Cuando apenas quedaban 25 segundos para la finalización de ese tiempo suplementario, y todo apuntaba a otra muerte súbita en penaltis, apareció Perera para marcar su 11o gol del torneo. Por increíble que parezca, salió a empatar incluso en ese medio minuto, pero no alcanzó la garra de Elmer Robles, que lo intentó dos veces. 
 
Sí, perdieron. Pero los jugadores levantaron la cara rápidamente, sabedores de que lo hicieron con garra, con lucha y con orgullo. El boleto a Tahití 2013 ya estaba en sus manos desde el sábado, y por eso se permitieron celebrar, sentirse dueños de una plata que sabe a oro, por la forma en que lograron el cuarto boleto consecutivo a una copa del mundo. 

Mientras EE.UU. posaba para los medios de Concacaf, los salvadoreños vivieron su propia fiesta, llena de oraciones, abrazos, felicitaciones de los mismos estadounidenses a los cuscatlecos, mensajes de gratitud al Creador en sus camisas, en fin: Alegría. Bien merecido, y bien jugado, muchachos. Esa plata en sus medallas vale oro.