Cada vez que el Tuco Alfaro nombraba a Maikon Orellana, en su ausencia, se le iluminaba el rostro al entrenador. Desde hace un año y medio, cuando lo observó en unas visorías, quedó enamorado de este delantero nacido en Chalatenango, criado en Estados Unidos y actualmente en el Brondby danés.
Por diferentes razones, algunas migratorias en años anteriores y otras físicas más recientes, Maikon no había podido estar con el grupo. Para Alfaro, a pesar de que llevaba más de un año sin verlo, sabía que sería clave y siempre lo tuvo en la agenda: era su jugador 21. Ayer, al fin pudo debutar. Definitivamente, está aún lejos del mejor nivel por su inactividad, pero demostró su calidad.
Estuvo 76 minutos en la cancha, cuando fue reemplazado por Tomás Granitto, y mostró toda su intensidad adelante jugando por izquierda, a la par de José Angel Peña. Casi no tuvo pelotas limpias para arrancar con fuerza, pero demostró que es un jugador valiente, encarador? Se frustró en un par de ocasiones cuando le quitaban la pelota y se destacó más como recuperador, una faceta que no es su principal fortaleza pero que lo convierte en un jugador más de equipo.
?Contento con el partido que hice, es el primero. Casi no me dolió nada, solo un poquito, pero para el primer partido del Mundial voy a estar bien. El equipo hizo un buen partido, y yo fui parte de eso? El equipo necesita presionar más, y yo siempre lo hago para recuperar pelotas?, contó Orellana.
Tuco Alfaro también se fue contento con él: ?Me hubiera gustado que jugará los otros partidos, pero venía con cierto malestar muscular y no valía la pena arriesgarlo. Maikon nos va a dar mucho peso en el ataque, él viene de jugar en Europa, ha aprendido muchas cosas, sobre todo a presionar arriba como lo hacen todos allá. Ojalá que contagie a todos los demás compañeros, porque además es muy rápido?.
La intensidad de Maikon es tal que cuando bajó a presionar le cobraron una falta por la fuerza en que fue a buscar la pelota. Se enojó tanto con el árbitro Burak Seker que le gritó, en inglés, ?sos un maricón?. Jamás imaginó que el juez de línea que estaba a un par de metros trabaja como profesor de inglés. ?Uy, entonces me escuchó y entendió. Por suerte no me expulsó?, bromeó.