El tema amaños en el fútbol se está convirtiendo en una especie de tabú en el balompié salvadoreño. Al menos en la definición que de esa palabra brinda el diccionario de la Real Academia Española: ?Condición de las personas, instituciones y cosas a las que no es lícito censurar o mencionar?. O es como la corrupción, todos saben que existe, pero nadie se refiere a ella abiertamente y tampoco hacen algo por combatirla, erradicarla. La Fesfut al menos ya dio los primeros pasos para el combate de los amaños, pero creo que fue demasiado tarde y aún son tímidos.
¿Tarde? sí, porque se debió haber comenzado con una investigación seria desde allá por el 2010 o más atrás, cuando se convocaron a los jugadores de FAS que supuestamente habían participado en un ilícito, y no a simplemente tomarse un café mientras le preguntaban si habían participado en la ?chabacanada? esa. ¿Tímidos? sí. Porque no debería esperar a las publicaciones periodísticas para reaccionar y ofrecer plazos que no están seguros de cumplir.
Monumental problema para una Federación que tiene como mandato imperioso regresarle la credibilidad a un fútbol herido, pero sobre todo a los jugadores que no traicionaron la fidelidad de sus aficionados, para que no sean señalados injustamente.