En marzo de 2001, cuando Alianza vivía una dura crisis y sus jugadores apenas recibían sus salarios, la Ultra Blanca decidió tener un gesto: Sus aficionados no entraron al estadio, pero sí recaudaron el dinero que habrían pagado para ingresar, y lo entregaron a los futbolistas. ?Este gesto de la afición de Alianza no tiene parangón, y es lo que ciertamente hace de Alianza el equipo más grande del país?, dijo emocionado Adrián La Cruz a EDH en ese entonces.
Ayer, de nuevo la Ultra decidió no entrar al estadio. Sus miembros vieron el Alianza-Tecla desde La Lomita, y anunciaron que el dinero recaudado lo donarán al niño Waldemar López, que necesita operación urgente.
Hasta ahí, qué bueno. Para aplaudir. Aunque hay que interpetar el mensaje de la Ultra a Lisandro Pohl, presidente del Alianza, quien pidió públicamente a los barras que dieran explicaciones y pidieran disculpas por las explosiones del domingo 7 de abril.
La respuesta de la Ultra en su Facebook han sido mensajes así: ?El dirigente es dueño de espectáculo, por tal razón responsable de los que ahí sucede… si se llevan el pisto, llévate las responsabilidad?, colocaron, en referencia a las explosiones. Y agregaron: ?Vimos pasar a muchos, te vamos a ver pasar a vos… ¿Crees que vos sos Alianza? ¿Quién crees que te llena el estadio??.
Qué bueno que el gran beneficiado de todo esto será Waldemar. Es la parte positiva. Pero no se puede negar que estamos ante una batalla Ultra-Pohl, en desarrollo y con un desenlace difícil de pronosticar. Aunque algo es claro: El gesto que vivió La Cruz y sus compañeros surgió de algo muy distinto a lo que vimos ayer. ?Si no entran instrumentos, no hay razón para que entre al estadio la Ultra Blanca. ¡El niño Waldemar necesita más el dinero que Pohl!?, escribieron en Facebook. El tiempo nos dará más respuestas.