A 20 días del debut de la Selección Sub 20 en el Mundial de Turquía, el equipo del Tuco Alfaro genera ilusión y al mismo tiempo preocupación. Ambas cosas son lógicas. Por un lado, la expectativa es grande por ver cómo se desenvuelve en un torneo de semejante jerarquía. Por otro, las dudas son enormes porque, como el mismo Alfaro lo dice, el plantel tiene poco rodaje y casi cero experiencia en jugadores de Primera División. El primer amistoso -derrota 0-2 ante Honduras- deberá servir de lección, pero también hay que recordar que en la etapa previa a Puebla se perdieron absolutamente todos los juegos de fogueos internacionales ?al menos fueron siete- y luego se logró el boleto.
Esto no quiere decir que para hacer un buen papel necesariamente haya que perder todos los fogueos previos, pero tampoco es para tomárselo tan en serio. Hay dos cosas que Mauricio Alfaro tiene muy claro: 1) que lleva el mejor equipo posible que pudo formar, y que lo considera superior al que logró el boleto en Puebla; 2) que aún así están en inferioridad ante los otros tres equipos del grupo, no tanto por preparación sino por condición: cree que el rodaje y la experiencia entre unos y otros es de una distancia abismal.
Algunas de esas falencias pudieron haberse reducido de no haberse cancelado el amistoso con Belice y los dos partidos contra Egipto en el Cuscatlán. Otros problemas, sobre todo los referentes a la estructura del fútbol, son insalvables en el mediano plazo. “En la reserva no hay un solo jugador elegible para la Sub 20, todos tienen de 21 para arriba”, se queja Alfaro.
Antes de que la Selección Sub 20 partiera a su campamento a Estados Unidos tuve la oportunidad de entrevistar a Mauricio Alfaro para El Diario de Hoy. Confieso que no es un buen momento para ponerse en la piel del entrenador, que admite que este equipo le genera dudas y que de repente se despierta a las tres de la mañana preocupado por cómo reaccionarán ante selecciones que al menos en los papeles son superiores.
A pesar de que muchos le han criticado, Alfaro fue uno de los grandes responsables de la clasificación. Su enérgico discurso del entretiempo ante Panamá ?entre otras cosas- evidentemente cambió el rumbo del partido que sirvió para atrapar el boleto a Turquía. Tuvo su porción de gloria, es cierto, aunque no faltaron los que minimizaron su importancia en la gesta.
Turquía 2013 es un arma de doble filo para él. Puede confirmarse como un entrenador efectivo ?no olvidar la clasificación al Premundial Sub 20 en 2011 o el buen Preolímpico en 2012-, pero también puede quedar marcado a fuego si las cosas no salen bien. Él mismo lo dice: “no sé qué pasará si en Turquía nos pegan unas penqueadas”.
Sea a como sea, la ilusión, las expectativas, incluso las dudas y los miedos, son parte de esa sensación única e intransferible que significa estar a punto de jugar un Mundial. Y eso no se compara con nada.