El pueblo a sus pies

La afición se fue, una vez más, a Comalapa para recibir a sus "guerreros de playa". A diferencia de otros años, esta vez la afluencia fue muy poca, pero hubo buena vibra

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El ambiente fue increíble en las instalaciones del aeoruperto de Compalapa. Foto: EDH / Raúl Recinos

Por Varinia Escalante / Twitter: @Vskalant

2013-05-16 5:13:23

Una noche más de esas enmarcadas para la historia volvió a vivir anoche el aeropuerto en Comalapa, aunque en menos cantidad de afición. No importó el calor, la espera de varias horas, lo que realmente valió la pena fue recibir con todos los honores a esa Azul de Playa que volvió con el cuarto boleto a una Copa del Mundo bajo el brazo.

La fiesta, sin embargo, se volvió completa en la terminal aérea, donde la afición no paró de alentar desde tempranas horas a sus “guerreros de arena”. Pancartas de recibimiento, música, camisetas innumerables de la selecta en niños y en adultos formaron parte del recibimiento que la playera tuvo.

Las frases de ansiedad y de emoción se dejaron escuchar entre algunas aficionadas, que querían ver de cerca a su ídolo Frank Velásquez. Mientras algunos chicos hacían vallas para recibir con aplausos al plantel subcampeón de Concacaf.

Varios autobuses de distintas zonas del país se dejaron ver en el aeropuerto, además de familias completas que llegaron en sus propios vehículos para formar parte del recibimiento de la selección.

Como era de esperarse, ni la mascota Torogol ni “el Indio Cuscatleco” fallaron a la cita. También fueron el atractivo para las fotografías.

Lo que no podía faltar era la batucasa, que emocionaba a los presentes, al tiempo que se combinaban con los cantos de los aficionados que, si bien hubiesen preferido un arribo temprano de los mundialistas, se sintieron con la obligación moral de acompañar al equipo si era posible hasta el amanecer.

Pero los que estaban ahí, entre tanto bullicio, con sus personalidades tranquilas y silenciosas, eran los familiares de los héroes que han hecho posible esta historia tan grande en playa. Estaban emocionados y conmovidos por la afición estaba acompañando a sus muchachos.

Con sus figuras cansadas por los largos viajes desde las distintas playas del país, estaban los familiares de Heriberto Parada, su madre doña Victoria y su hermano Marcos, junto a las primas. Tenían tres horas de haber llegado a Comalapa. Además, la madre de Walter Torres, doña María y sus hermanos, con rostros sudorosos esperaban desde las 5:00 de la tarde a su querido Walter. Todos juntos como la otra familia que son esperaban con ansias a sus jugadores preferidos.

Sin duda, la noche dibujó su máxima brillantez en cada uno de esos salvadoreños unidos por un solo equipo, entregados a una selección que lo ha dado todo por el país y a la que ellos siguen sin fallarle en su apoyo. Ese que los hace rendirse a la Azul de Playa, y expresarle con rostros de satisfacción un gracias sincero porque, tal y como lo hicieron en tres ocasiones anteriores, ahora los tiene plenamente felices y clasificados al Mundial de Tahití.


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