Un partido internacional, del que solo quedó corto con el nombre, ya que eso se reflejó poco en las gradas. La afición que llegó al Cuscatlán fue muy poca, a consecuencia del cambio obligado de sede que sufrió el equipo calero, por parte de Concacaf.
Los kilometros de distancia, las amenazas de lluvia y el horario (8:00 p.m.), también influyeron a que el panorama fuese desolador. Del Cusca, la dirigencia metapaneca solo habilitó cuatro sectores: sombra norte, tribuna norte y sur, y platea. Esto, con el objetivo de proteger al aficionado de la lluvia, pero tampoco eso ayudó.
El ambiente se puede resumir en familiar, varias caras conocidas con algunos jugadores que llegaron al Monumental, a observar el encuentro, asi como también algunos exjugadores, técnicos y dirigentes.
Un número reducido de la furia calera, barra de Metapán, estuvo en el escenario y fueron quines le metieron ritmo al juego, con sus bombos y platillos. Aunque los ticos tampoco se quedaron atrás, con un número menor de aficionados, también apoyaron a su equipo.