Zona liberada

[OPINI??N] No pasa una sola semana sin que salte a la luz un nuevo caso de amaño de partidos...

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No hay un solo día que no se hable de amaños de partidos por todo el mundo. Foto EDH/archivo.

Por Claudio Martínez / Twitter: @Martinezchino

2013-07-15 5:47:47

Se trata de organizaciones delictivas tan complejas y poderosas con unos beneficios económicos descomunales. El negocio es tan redituable que, aún acorralados con algunas investigaciones, con la amenaza de la FIFA y con varios peces gordos condenados en la cárcel, la maquinaria no se detiene. No puede detenerse. Siempre hay alguien dispuesto a pagar por arreglar un resultado y también siempre hay alguien que acepta recibir. Claro, hay mercados más interesantes y otros menos, hay terrenos minados ?donde un amaño puede ser detectado con relativa facilidad- y hay zonas liberadas, donde el riesgo es prácticamente cero.

En mi opinión, El Salvador ? a través de su selección y de sus clubes en competiciones internacionales- es una de esas zonas liberadas donde se puede operar con relativa seguridad sin riesgo a ser descubierto. Es probable que un partido entre en la categoría de “sospechado”, eso surge cuando un juego inexplicablemente tiene un monto de apuesta muy superior al normal, pero lo más seguro es que no pase de una simple sospecha, que el partido se sume a una larga lista y no tenga mayores consecuencias. ¿Por qué?

Porque el paso siguiente, una vez detectado el juego sospechado, es investigar… Y aquí no se ha investigado, porque no se puede llamar investigación a lo que hizo la Fesfut hace casi un año y medio: llamar a algunos dirigentes y jugadores, preguntarles si sabían algo y dejar plasmado en un documento frases como “Yo no sé nada”, “Yo dije lo que dicen por ahí”, “Nunca escuché nada de eso”.

Hay varias maneras de dar con los responsables de amaños de partidos. En la mayoría de los casos donde se dieron detenciones y se desmontaron varias células de esta mafia internacional, el rol más importante lo jugaron las diferentes fiscalías y la policía. El ejemplo más visible es el italiano, donde se trabajó con sistemas de escuchas telefónicas y se obtuvieron copias de correos electrónicos para ir encajando las piezas del complejo rompecabezas. Algo así también pasó en Corea del Sur, Finlandia y Turquía. Recientemente, la Policía Europea (Europol) acaba de anunciar que hay más de 400 partidos con sospecha de amaños, la mayoría en el Viejo Continente.

Otras formas de desentrañar un amaño es la denuncia de un jugador, algo que ocurrió en Guatemala, donde varios seleccionados decidieron desenmascarar a sus compañeros y los acusaron de recibir dinero para que su equipo perdiera: hoy los responsables están suspendidos de por vida (Guatemala recibió una nominación para el premio Fair Play de la FIFA por dicho caso). También, aunque menos común, es que un jugador confiese su culpabilidad. Hubo varios casos en Corea del Sur, incluso uno que lo hizo a través de una carta luego de haberse suicidado.

Pues bien, volviendo a El Salvador. No nos consta que haya fiscales y policías trabajando en el tema. Nadie ha denunciado a nadie y, por supuesto, ninguno ha confesado la venta de partidos. En todo caso, los pocos que han hablado lo han hecho para decir que le insinuaron y dijeron que no.

En fin, no son pocos los que aseguran que “pronto la FIFA desenmascarará a todos y saldrán los verdaderos culpables” Yo me permito dudar. Primero, porque en casi todos los casos resueltos hasta aquí, la FIFA no formó parte de la investigación, simplemente se limitó a castigar a los culpables que primero fueron castigados por la propia federación, sobre todo en el caso de jugadores activos. Si alguien cree que la FIFA va a develar este misterio es porque le sobra optimismo. La FIFA podrá colaborar ?acaba de poner una línea telefónica para denuncias- pero no será la que haga de Sherlock Holmes.

Y para peor, la Fesfut nunca ha dado una señal concreta de mostrar interés en resolver este tema. Todo lo contrario. Da la sensación de que está muy cómoda así, conviviendo con la sospecha y esperando que pase el tiempo y todo se disipe. Quizás estoy equivocado y están investigando silenciosamente a fondo, probablemente hayan puesto gente infiltrada en esas organizaciones y en breve nos sorprenderán con pruebas contundentes que callarán más de una boca. Pero cuesta creerlo.

Hace unos días, en el programa El Desempate, el ex seleccionador Juan De Dios Castillo admitió que quiso llamar en sus primeras convocatorias a Mardoqueo Henríquez y que en la Fesfut le dijeron que no podía porque “estaba en el tema de los amaños”, confirmando ese rumor que en la Fesfut tienen una lista negra de jugadores ?o al menos uno- vinculados con los amaños. Desde la Fesfut se matizaron las declaraciones del Cuate. “Jamás le dimos un nombre”, dice el presidente Méndez Cabezas. La sensación, una vez más, es que la Fesfut tiende más a ocultar que a investigar.

En Italia, por ejemplo, no solo sancionan a los que venden partidos sino también a los que ocultan información. Recientemente hubo casos, entre ellos el de Antonio Conte ? entrenador de Juventus- al que castigaron diez meses (luego reducida a cuatro) por no denunciar un amaño cuando dirigía al Siena, a pesar de no formar parte de él. A Paolo Cannavaro (hermano de Fabio) y Gianluca Grava, jugadores del Napoli, la Justicia le exige 6 meses de suspensión porque a pesar de negarse a un intento de soborno no lo denunciaron.

Se han vendido partidos de la Selecta y de clubes. Esa una afirmación que surge de testimonios de jugadores, directivos y entrenadores que conocen muchos detalles, incluso cifras y procedimientos. Sin embargo, esos relatos jamás serán testimonios, porque nadie se atreve a declararlos públicamente y mucho menos en un tribunal, solo en off: “Esto es así como lo conté, pero si me preguntan yo voy a negar todo…”

El rol del periodismo es importante en este tema. No tiene las herramientas de los fiscales y policías para investigar, pero puede aportar lo suyo. Una manera relativamente fácil de conseguir un testimonio es traicionar a un informante con una cámara oculta o una minigrabadora. Así, todos los nombres, cifras y detalles que a uno le cuentan “en confianza” los propios protagonistas pasan a ser públicos. Una prueba contundente que dejaría al confidente sin argumentos para negar todo o aducir que se malinterpretaron sus declaraciones. Pero sería un golpe bajísimo y creo que ningún periodista estaría dispuesto a hacerlo…

Entonces, al periodismo le toca hilar muy fino, estar pendiente a detalles o, como en la mafia, esperar una disputa entre ex aliados para que alguno rompa el código de silencio y empiece a contar. Hace dos meses, Fito Zelaya hizo unas insinuaciones raras, sin ser muy explícito, sobre Marvin González, y sin embargo nadie de la Fesfut lo llamó para que aclarara lo que quiso decir o que limpiara el nombre de Marvin… El Cuate acaba de dar otro indicio y nada…

Sin la posibilidad de pasar a “on” todo lo que sabemos en “off”, la tarea es titánica. Más si uno pretende tener como prueba fehaciente de amaño la mala actuación de determinado jugador en un partido. Puede que sea sospechoso, pero que un portero se coma un gol no es prueba de nada. O sí, que tuvo un mal día, o que es un mal portero. Lo mismo aplica para un defensor distraído o un delantero con pésima puntería. La prueba, en todo caso, será una cuenta bancaria a nombre de él por 40,000 dólares sin justificar, el registro de llamados telefónicos constantes con alguien vinculado a la red de amañadores o cosas por el estilo. ¿Aparecerá algo así?

Mientras las pruebas no aparezcan y no haya testimonios ni denuncias, todos vivirán bajo la misma sombra de la sospecha: los culpables y los inocentes. Desde mi visión pesimista, la única manera de que se resuelva esto es de rebote… Sí, que en algún lugar donde se investiga en serio surja algo relacionado con El Salvador. Por ejemplo, un fiscal austriaco, siguiendo la pista de partidos arreglados en su país, descubre que además de operar allí tenían conexiones aquí y uno de los capturados termina confesando, desde miles de kilómetros, a quién le pagaba para amañar un partido de fútbol. Mientras tanto, aquí sigue la zona liberada.