El oro de la Copa

[OPINI??N] Cuando se quiere criticar a la Concacaf por la Copa de Oro, una de los objetos de burla más utilizados es precisamente la palabra ??oro?? de su denominación, en general asociada a la top, a lo premium, a lo de suprema calidad

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Estadio Sun Life de los Miami Dolphins de la NFL y donde este viernes jugarán El Salvador-Honduras. Foto EDH: tomada de internet.

Por Claudio Martínez / Twitter: @martinezchino

2013-07-11 11:26:03

Cuando se quiere criticar a la Concacaf por la Copa de Oro ?y sobran los motivos para hacerlo?, una de los objetos de burla más utilizados es precisamente la palabra ?oro? de su denominación, en general asociada a la top, a lo premium, a lo de suprema calidad. De hecho, el periodista mexicano David Faitelson escribió hace unos días: ?Y yo sigo buscando el ?oro? de la dichosa Copa Oro?.

Pues el oro está, sólo hay que saber buscarlo… No está en sus partidos, ni en su organización ni en sus estrellas.

La Copa de Oro es, en sí misma, una mina de oro. Un negocio extraordinario en lo económico para la Concacaf, que no tiene ningún rubor en organizar ?en su afán mercantilista? un torneo en medio de las eliminatorias para Brasil 2014 y aún sabiendo que la mayoría enviarán equipos alternativos. Ya lo hizo en 2005 y 2009, y aunque la calidad se resintió, nadie protestó demasiado.  

Hay varias cosas cuestionables para la Concacaf, empezando por sus sorteos que no son sorteos como en el resto de los torneos serios, sino ?acomodamiento de grupos?, como llaman ellos mismos al hecho de armar a dedo quién juega contra quién y cómo son los cruces.  

Otro hecho clave es que la Copa de Oro se dispute cada dos años? Es cierto que a los futboleros nos gusta que siempre haya torneos, y nos encantaría que el Mundial, la Euro o la Copa América sean cada dos años en vez de cuatro, pero el calendario no lo permite. En fin, con la Copa de Oro la Concacaf desafió eso, hace ya tiempo, y el resultado hasta aquí es una edición buena (con selecciones con todos los titulares, boleto directo a Copa de Confederaciones) y otra mala, una buena y otra mala? Ahora, la de 2013, toca la mala, aunque al menos han corregido algo y el ganador de esta edición tendrá el 50% del boleto para la Copa Confederaciones Rusia 2017.

¿Por qué no hacerla cada cuatro años como el resto de las competiciones continentales importantes? Porque la Concacaf no está dispuesta a resignar el dineral que recibe en cada una de ellas, incluso en éstas cuando la juegan selecciones B y reciben muchas críticas. Sólo en la final de la edición pasada (2011), disputada entre México-Estados Unidos en Los Ángeles, se recaudaron unos 7 millones de dólares en taquilla. E increíblemente, el premio para el campeón, que resultó México, fue de 200,000 dólares. Sí, leyó bien, no falta ni un cero? Unos meses después, México jugó la Copa América y a pesar de que acabó último regresó con 750,000 dólares por su participación. Es decir, el Tri ganó casi cuatro veces más por ser el último de Conmebol que por ganar el trofeo estrella de la Concacaf.   

Quizás para esta edición se hayan dado cuenta de ese despropósito histórico y por eso quintuplicaron el premio para el campeón, que ya no será de 200,000 sino de un millón. Aún así, sigue siendo la competición continental con premios más bajos.  

La Copa de Oro es un gran negocio. Por eso siempre ?salvo algún intento fallido de compartir sede con México? se juega y se jugará en los Estados Unidos. Es la única competición continental que no cambia de sede nunca. La Copa América va rotando en sus 10 países, en Europa y Asía ocurre lo mismo? ¿No podría hacerse en otros países? Si la Copa Africana, con sus problemas económicos y políticos, ha logrado organizarse en Malí, Egipto, Marruecos, Gabón, Guinea Ecuatorial, Angola? Si la Copa de Oceanía, con los problemas geográficos, fue realizada recientemente por Islas Salomón. ¿Cómo es posible que nadie más que Estados Unidos sea capaz de albergar la Copa de Oro?

Es ilógico compararse con Estados Unidos, pero también lo es pensar que nadie más, especialmente en Centroamérica, pueda organizarla. Si no es un país, al menos tres? Una Copa de Oro con sedes en Guatemala, San Salvador y San Pedro Sula no sería para nada descabellado y aún así las distancias entre las ciudades serían más cortas que lo que toma viajar de Seattle a Miami, por mencionar dos de las 13 sedes de esta edición. Por cierto, más ciudades que equipos participantes.

Pero no. Eso jamás va a ocurrir. ¿Por qué? Porque la Copa de Oro genera tanto dinero que nadie se atrevería a cambiar. Si bien es totalmente factible hacerla en Centroamérica o el Caribe, aún realizada en dos o tres países a la vez, los ingresos para la Concacaf no serían tan fabulosos como lo son en Estados Unidos, donde los boletos más baratos arrancan en 30 dólares y los más altos pasan los 140. Entre que aquí los estadios tienen menos capacidad y que la entrada más barata no podría superar, de ninguna manera, los 10 dólares, las ganancias bajarían considerablemente.

El Oro de la Copa está en su rentabilidad, en su negocio perfecto impulsado por el mercado nostálgico, por una economía superior como la estadounidense y por un público no demasiado exigente.