Valentín Alsina, Lanús, alrededores de Buenos Aires. Corría el año 78 y se festejaba el campeonato mundial de Argentina. Fue el año y el lugar en el que Juan Carlos Pedrozo empezó a jugar en el club Claridad al fútbol 5. Y con él fue su hermano menor Emiliano, quien a los 6 años compartía la categoría con chicos muchos más grandes.
Así comenzó la historia de un jugador que pasó por 11 equipos del fútbol salvadoreño y hasta vistió la camiseta de la Selecta en una oportunidad.
“Pasé al fútbol cinco a Victoriano Arenas, a las 10 años. Era un poquito más lejos de casa”, cuenta hoy Pedrozo, el menor. “Casi todos los del barrio nos mudamos para ese equipo que jugaba en la Primer C (el tercer nivel en Argentina) e hice prácticamente todas las inferiores”. Y tuvo su debut en la Primera de ese equipo con 15 años. El rival, Dock Sud.
“En esa época, por la cercanía, tenía mucha relación con Independiente (uno de los grandes del fútbol argentino) y hacía intercambio de jugadores. Yo me fui en uno de esos intercambios”. Su experiencia en ese equipo la compartió con jugadores que luego brillaron en el mundo del fútbol como Pablo Rochen o Gustavo López.
“Pascualito Rambert era más chico, él estaba en una división menor.. Pero me lesioné y volví a Victoriano”.
Su llegada a El Salvador no estaba en los planes. “Había salido una posibilidad de ir a Perú pero no se dio.
Después, no sé si para tranquilizarme, me dijeron de la posibilidad de venir a Centroamérica. No la sentí muy seria pero la tenía que aceptar. Pedro Sigliano, quien jugó en FAS en el 69 y 70, un día se apareció con los pasajes y me dijo “no vamos”. Lo tomé como una aventura y no como una posibilidad. En realidad el viaje era para Guatemala….”
En Guate, Pedrozo estuvo 15 días a prueba en el Xelajú pero no arregló económicamente. Tenía 21 años y mucho futuro por delante.
“Llegué a El Salvador y me hospedé en la casa de Hugo Coria (estaba en su último año de futbolista de Águila) y salió la posibilidad de que a FAS le faltaba un extranjero”. Sin embargo, recalar en el equipo santaneco no fue fácil. El técnico era Hernán Carrasco quien le dio el ok pero otra vez hubo problemas económicos. “Le pedí permiso a la gente de Águila para entrenar con ellos y a las dos semanas me hablaron de FAS, con una nueva oferta…”
Así empezó la extensa historia de Emiliano Pedrozo en el fútbol salvadoreño. Su adaptación no fue complicada; el la explica: “Tuve la ventaja de que me crié en el fútbol del ascenso. Aquí me pareció un fútbol amateur de segunda o tercera línea en Argentina, como de donde yo venía. No me fue difícil acostumbrarme al ámbito. Me imagino que para uno de Primera de Argentina es más difícil cuando ve que no hay canchas propias, no hay chances de bañarse en algunos estadios”.
Su llegada fue inmejorable. Recaló en un FAS poblado de figuras: “Un equipo donde tenían la mitad de la Selección, el Mágico y la gente era impresionante en todas las canchas”.
Después se le dio la posibilidad de volver a Guatemala. Pero no la pasó del todo bien. “Tenía todo arreglado para seguir mi contrato aquí, pero entre club y club se rompió la relación y quedé en el medio de esa lucha. Me fui a Guate con precontrato para jugar en Comunicaciones, pero no se destrababa el pase internacional y me tuve que volver. En eso mi representante se tuvo que ir, me quedé solo sin equipo. En ese aspecto, la gente que me trajo lo manejó mal, quedé tirado en el país. Y se dio la posibilidad de jugar en Central Izalco. Allí continuó su peregrinaje en el fútbol nacional, donde también vistió los colores de Cojutepeque, Once Lobos, Santa Clara, Marte (en dos oportunidades), Águila, el desaparecido San Salvador, Firpo, Metapán y Nejapa.
Si tuviera que elegir momentos y situaciones en El Salvador, Pedrozo se queda con las siguientes: “El primer año con FAS fue espectacular, jugaba más de cambio, pero era un equipo espectacular. Aprendí mucho de jugar con el Mágico a la par. También fui goleador con Santa Clara, a nivel personal fue algo muy lindo porque nos salvamos del descenso con esos goles. Fue una época fue muy buena la del San Salvador; el primer torneo con Águila fue espectacular; el segundo torneo de Metapán. Son muchos los recuerdos”.
Tuvo un paso fugaz pero inolvidable por la Selección, aunque aclara que la nacionalización fue “por mi esposa salvadoreña, quería tener el pasaporte para todos los trámites. Y lo de la Selección estaba dando vuelta si uno tenía un buen rendimiento, era una opción más. Yo esperaba los papeles para el inicio de la eliminatoria al Mundial 2006 pero me salieron recién para el último juego con Panamá y las posibilidades eran bien remotas. De la selecta tengo un recuerdo espectacular, ponerte la camiseta, cantar el himno, lamentablemente sólo jugué fuera del país. El punto negro fue no poder jugar en el Cusca para El Salvador.
¿Por qué no lo volvieron a convocar?. Pedrozo explica que “quedé enredado por una situación; un personaje importante del fútbol salvadoreño me dijo que no aceptara la convocatoria porque me iban a echar la culpa a mi si no se pasaba. Yo le respondí que iba a ser mucho más negativo si no aceptaba la convocatoria. Después, esta persona estuvo muy ligada a la Federación, al proceso de De Los Cobos”.
Su retiro fue a los 37 .”Me fui en las vacaciones con la idea de renovar en el Marte, tenía espacio. Después las cosas cambiaron, me dijeron que no había lugar y no quise seguir, no tenía fuerzas para empezar otra vez de cero en otro equipo. Así que adiós al fútbol…”. El resto, es historia cercana (ver “¿Qué hace?”).
¿Qué hace?
El retiro no fue fácil para Pedrozo. Después de jugar, pasó un año fuera de todo lo relacionado al fútbol. “El día a día es duro, llega un día que caes y lo que hiciste durante 20 años ya no lo haces más. Caí en una depresión y no quería saber nada de fútbol, con la idea de que ya no era más jugador, hablaba con la gente y me preguntaba por qué no seguía ligado a esto”.
Sin embargo, Pedrozo pudo sobreponerse. “Yo era entrenador clase C y un amigo Mario Figueroa, me dio un chance en la Escuela Alemana y empecé a entrenar colegiales”. Fue un resurgir de su relación con el fútbol. “Le empecé a tomar de vuelta el gusto al fútbol, compartir cosas del deporte, me volvió el gusanito del fútbol”.
Luego fue el turno de FESA “Surgió un proyecto de academias de fútbol externas, las Academias Bilingües. Me gustó mucho por la parte social. Y te encontrás con chicos con mucho amor al fútbol las mismas ganas de trabajar, superarse. Hoy estoy satisfecho con el trabajo y como los chicos captan la forma en que uno les inculca el deporte. Esto no es sólo jugar, sino compartir con amigos, superarse”.
Además, Pedrozo está en la Universidad Albert Einstein junto a un ex compañero, Alex Amaya del Cid. Y también trabaja como analista de fútbol en medios. “Estoy analizando partidos y comentando en la radio Ranchera y Siesta en el programa “Gente de Primera” y escribiendo un poco también del fútbol salvadoreño en El Gráfico. Tengo 18 materias de la carrera de comunicaciones y terminé trabajando en el tema que más me gusta que es el fútbol y el deporte”.
Por último, analiza al fútbol salvadoreño de hoy: “Sigue siendo una suma de todo lo hemos hecho mal durante años, hasta el momento nadie de los que ha estado en las directivas se ve que presente un proyecto serio y extremo. Hay un montón de cosas que hay que cortarlas de raíz y, lamentablemente, o no se puede o no los dejan. Todos llegan con buenas intenciones y algo pasa. No sé si será la misma gente que sigue ahí adentro y bloquea las ideas y las intenciones…”
PERFIL
- Nombre: Emiliano José Pedrozo Cantarero.
- Data: 6 de julio de 1972 en Lanús, Argentina.
- Edad: (40 años)
- Hijos Valeria (12 y Natalia (6)
- Deporte: Fútbol
- Posición: Volante
- Equipos: Victoriano Arenas, Argentina (1990-1993), FAS (94-95), Central Izalco (95), Cojutepeque (1996) Once Lobos (96-97), FAS (97-98), Santa Clara (98-99), FAS (99-2000), Marte (2000-02), Águila, San Salvador (03-04) , Firpo (05-06), Isidro Metapán (06-07), Nejapa (07-09), Marte (09-10)
- Palmarés: Campeón en FAS 94, San Salvador 2003, Metapán 2007.
- Selección: Contra Panamá para eliminatoria Alemania 2006.